La salud no es solo cuestión de biología: está atravesada por determinantes sociales, económicos y culturales. El género es uno de ellos. Desde el acceso a servicios médicos hasta la investigación biomédica, pasando por los derechos sexuales y reproductivos, las desigualdades de género marcan la vida y la muerte de millones de personas en todo el mundo.
En este artículo exploramos cómo se manifiestan esas desigualdades, qué avances se han logrado en derechos y autonomía, y qué desafíos quedan pendientes hacia 2030.
Brechas en el acceso a la salud
El acceso a la salud presenta fuertes desigualdades globales y de género:
- En muchos países del Sur global, las mujeres tienen menos acceso a servicios sanitarios por razones económicas, geográficas o culturales.
- La mortalidad materna sigue siendo una deuda enorme: cada día mueren unas 800 mujeres por causas relacionadas con el embarazo o el parto, la mayoría evitables (OMS, 2022).
- En el Norte global, aunque el acceso suele estar garantizado, persisten desigualdades en la atención, como la infravaloración del dolor femenino o el sesgo en diagnósticos.
El resultado es una doble injusticia: mientras algunas mujeres carecen de servicios básicos, otras se enfrentan a un sistema médico que no las toma en serio.
Investigación biomédica y sesgos de género
Durante décadas, la investigación clínica se centró en sujetos masculinos, bajo la premisa de que los resultados eran extrapolables a las mujeres. Esto generó consecuencias graves:
- Efectos secundarios no previstos en fármacos probados solo en hombres.
- Escasa investigación sobre enfermedades que afectan más a mujeres (como la endometriosis o la fibromialgia).
- Invisibilización de cómo ciertas patologías se manifiestan de manera distinta en mujeres y hombres (por ejemplo, los síntomas del infarto).
En los últimos años, algunas agencias han empezado a exigir la inclusión de mujeres en los ensayos clínicos, pero el sesgo histórico sigue teniendo impacto.
Derechos sexuales y reproductivos: conquistas y resistencias
El control sobre el propio cuerpo ha sido una de las principales banderas del feminismo.
- Anticonceptivos: su difusión en la segunda mitad del siglo XX transformó la vida de millones de mujeres, permitiendo separar sexualidad y reproducción.
- Aborto: reconocido como derecho en varios países, pero aún prohibido o restringido en muchos otros. En América Latina, Argentina, Colombia y México han avanzado, mientras que en Estados Unidos se ha producido un retroceso con la anulación de Roe vs. Wade en 2022.
- Educación sexual integral: clave para prevenir embarazos adolescentes, infecciones de transmisión sexual y violencia, pero cuestionada por sectores conservadores.
La autonomía corporal sigue siendo un terreno en disputa, donde confluyen religión, política y cultura.
Salud y diversidad sexual y de género
Las personas LGBTIQ+ enfrentan barreras específicas en salud:
- Falta de formación del personal sanitario en atención respetuosa.
- Discriminación explícita en algunos sistemas, lo que desalienta la búsqueda de atención.
- Escaso acceso a tratamientos de afirmación de género en personas trans, o sometimiento a patologización innecesaria.
Estas desigualdades muestran que el derecho a la salud exige un enfoque inclusivo que reconozca la diversidad.
Violencias que afectan a la salud
La violencia de género es también un problema de salud pública. La OMS estima que una de cada tres mujeres sufrirá violencia física o sexual a lo largo de su vida. Sus consecuencias incluyen lesiones, trastornos psicológicos, embarazos no deseados e infecciones.
Además, la violencia obstétrica, maltrato en el embarazo, parto y postparto, ha sido denunciada en múltiples países como una forma específica de vulneración de derechos reproductivos.
Autonomía corporal y debates contemporáneos
El concepto de autonomía corporal sintetiza la idea de que cada persona debe poder decidir libremente sobre su cuerpo, sin coerción ni violencia. Incluye desde la posibilidad de elegir si tener hijos o no, hasta decidir sobre la identidad de género o el acceso a tecnologías de reproducción asistida.
Los debates más recientes incluyen:
- Uso de biotecnologías reproductivas y su acceso desigual.
- Reconocimiento legal del consentimiento informado en todas las prácticas médicas.
- Derecho de adolescentes a información y servicios de salud sexual.
- Tensiones entre autonomía individual y marcos religiosos o culturales.
Desafíos hacia 2030
- Reducir la mortalidad materna, garantizando acceso universal a servicios obstétricos seguros.
- Incorporar plenamente la perspectiva de género en la investigación biomédica.
- Garantizar educación sexual integral en todos los niveles educativos.
- Proteger y ampliar los derechos reproductivos, evitando retrocesos.
- Eliminar la violencia obstétrica y reconocerla como violación de derechos humanos.
- Asegurar atención sanitaria inclusiva y respetuosa para personas LGBTIQ+.
Conclusión
La salud y los derechos reproductivos son un termómetro de la igualdad de género. Allí donde las mujeres y las personas diversas no pueden decidir sobre su cuerpo ni acceder a servicios de calidad, la democracia y el desarrollo están en entredicho.
De aquí a 2030, el reto será garantizar no solo acceso universal a la salud, sino también el pleno ejercicio de la autonomía corporal. Porque la igualdad no será real mientras los cuerpos de las mujeres y de las personas diversas sigan siendo campo de control y disputa.
Preguntas para el debate
- ¿Por qué persiste la mortalidad materna en un mundo con los recursos suficientes para evitarla?
- ¿Hasta dónde llega la autonomía individual sobre el cuerpo frente a presiones religiosas, políticas o culturales?
- ¿Es posible garantizar derechos sexuales y reproductivos sin una educación sexual integral universal?
- ¿Qué implicaciones tiene la patologización de las identidades trans en la atención sanitaria?
- ¿Cómo equilibrar avances biotecnológicos con la prevención de nuevas formas de mercantilización del cuerpo?