La economía circular se presenta a menudo como un horizonte win-win: beneficios ambientales, nuevas oportunidades económicas, ciudades más limpias y consumidores más responsables. Pero detrás de este relato optimista surge una pregunta incómoda: ¿quién gana realmente con la transición circular y quién paga sus costes?
La circularidad no es un proceso neutro: redistribuye recursos, poder y oportunidades. Si no se diseña con criterios de equidad, corre el riesgo de convertirse en un privilegio de países ricos y de ciertas élites urbanas, dejando fuera a los sectores más vulnerables. Por eso, hablar de economía circular exige hablar también de justicia social.
Empleo: oportunidades y amenazas
Uno de los argumentos a favor de la circularidad es su potencial para crear empleo. Sectores como la reparación, el reciclaje, la logística inversa o las energías renovables generan trabajos que no existían en la economía lineal. La Comisión Europea estima que, para 2030, la economía circular podría crear hasta 700.000 empleos netos en la Unión Europea.
Sin embargo, el panorama es más complejo:
- Amenazas en sectores tradicionales. Industrias lineales como la extracción de materias primas o la producción de plásticos pueden perder miles de empleos.
- Condiciones laborales precarias. Muchos trabajos de reciclaje o separación de residuos se realizan en condiciones informales, con bajos salarios y riesgos sanitarios.
- Desigualdad geográfica. Los empleos verdes se concentran en países con capacidad tecnológica, mientras que otros quedan relegados a tareas de bajo valor añadido.
La clave está en garantizar una transición justa, que acompañe a los trabajadores desplazados y mejore las condiciones en los sectores emergentes.
Recicladores informales: héroes invisibles de la circularidad
En muchos países del Sur Global, la recuperación de materiales reciclables depende de recicladores informales que recogen, clasifican y venden residuos. Se calcula que en América Latina hay más de 4 millones de personas en esta situación.
Ellos son, en la práctica, los principales agentes de la economía circular, pero suelen trabajar en condiciones precarias, sin protección social y con escaso reconocimiento. Las políticas de circularidad deben:
- Integrar a los recicladores en sistemas formales, reconociendo su aporte ambiental.
- Mejorar su seguridad laboral y acceso a servicios básicos.
- Evitar que nuevas tecnologías o empresas los desplacen sin alternativas.
Sin esta integración, la circularidad corre el riesgo de profundizar la exclusión social.
Consumo circular: ¿accesible para todos?
Muchos productos circulares como ropa sostenible, envases reutilizables o electrodomésticos reparables, suelen tener precios más altos que los convencionales. Esto plantea un problema, la circularidad puede convertirse en un lujo solo accesible para clases medias y altas, mientras que los sectores populares siguen atrapados en opciones baratas y desechables.
El desafío es democratizar el acceso:
- Políticas de precios. Incentivos fiscales y subsidios para hacer accesibles productos sostenibles.
- Modelos de servicio. Alquiler o compartición que reducen costes iniciales.
- Compras públicas responsables. Estados que prioricen productos circulares, reduciendo su precio en el mercado.
Una economía circular justa debe ser asequible y práctica para todos, no solo para quienes pueden pagar más.
Desigualdades globales: Norte y Sur
La circularidad también reproduce tensiones a escala internacional:
- Externalización de residuos. Países desarrollados exportan plásticos y electrónicos usados a países en desarrollo, trasladando la carga de la circularidad.
- Minerales críticos. La transición energética y tecnológica depende de litio, cobalto y tierras raras, cuya extracción suele afectar a comunidades del Sur Global.
- Tecnología y patentes. El acceso a innovaciones circulares está mediado por propiedad intelectual y capacidades financieras.
En este sentido, la economía circular corre el riesgo de reforzar la dependencia de unos países respecto a otros, a menos que se articulen mecanismos de cooperación y transferencia tecnológica.
Greenwashing social
No solo las empresas practican greenwashing ambiental; también existe el greenwashing social. Es decir, iniciativas que se presentan como circulares e inclusivas, pero que en realidad generan empleos temporales y precarios; excluyen a comunidades locales de decisiones clave; y, aumentan desigualdades al encarecer productos básicos.
Un ejemplo son algunas “ciudades inteligentes circulares”, diseñadas con tecnología puntera pero inaccesibles para la mayoría de la población. El reto es evitar que la retórica social o verde encubra desigualdades.
Justicia intergeneracional
La circularidad también tiene una dimensión intergeneracional. Se trata de garantizar que las generaciones futuras hereden un planeta habitable y con recursos suficientes. Pero este principio puede chocar con necesidades urgentes de comunidades actuales que dependen de industrias lineales para sobrevivir.
¿Cómo equilibrar justicia presente y futura? Una transición justa requiere políticas de apoyo social inmediato (empleo, vivienda, servicios básicos) al tiempo que se avanza hacia modelos sostenibles a largo plazo.
El papel de la educación y la participación ciudadana
La justicia social en la circularidad no se logra solo con políticas económicas, sino también con procesos participativos. Las comunidades deben poder opinar y decidir sobre proyectos que afectan sus territorios y recursos.
La educación superior, por su parte, tiene la responsabilidad de formar profesionales que integren criterios sociales y éticos en los proyectos circulares, y no solo enfoques técnicos. La circularidad requiere tanto ingenieros como sociólogos, economistas y juristas.
Políticas para una circularidad justa
Algunas propuestas clave:
- Transición justa en el empleo. Programas de reconversión laboral y protección social.
- Inclusión de recicladores informales. Reconocimiento legal, salarios dignos y seguridad laboral.
- Accesibilidad económica. Incentivos para democratizar productos y servicios circulares.
- Cooperación internacional. Transferencia de tecnología y apoyo financiero a países del Sur Global.
- Participación comunitaria. Mecanismos de consulta y decisión en proyectos de circularidad.
Estas políticas garantizan que la economía circular no sea solo un cambio de materiales, sino también de relaciones sociales.
Mirando al 2030: circularidad con rostro humano
La Agenda 2030 ofrece una oportunidad para vincular economía circular y justicia social. Varios ODS como el 8 (trabajo decente), el 10 (reducción de desigualdades) o el 16 (instituciones inclusivas), recuerdan que la sostenibilidad no es solo ambiental, sino también social.
Para 2030, el reto es que la circularidad no se mida únicamente en toneladas recicladas o emisiones reducidas, sino también en empleos dignos, reducción de desigualdades y participación democrática.
Conclusión: circularidad para todos, no para unos pocos
La economía circular es una promesa poderosa, pero incompleta si no se acompaña de justicia social. No basta con cerrar ciclos de materiales; hay que abrir espacios de equidad.
Una circularidad excluyente puede ser más limpia, pero seguirá siendo injusta. En cambio, una circularidad inclusiva puede convertirse en un motor de cohesión, dignidad y sostenibilidad compartida.
En definitiva, la pregunta no es solo qué tan circular es nuestra economía, sino también para quién lo es y a qué coste. La respuesta a esta pregunta marcará si la economía circular se convierte en un verdadero proyecto de transformación social o en una moda pasajera con beneficios desiguales.
Preguntas para el debate
- ¿Qué mecanismos deben garantizar una transición justa para trabajadores en sectores lineales?
- ¿Cómo reconocer y proteger a los recicladores informales como actores clave de la circularidad?
- ¿Qué medidas pueden democratizar el acceso a productos y servicios circulares?
- ¿Cómo evitar que la circularidad profundice desigualdades entre Norte y Sur?
- ¿Qué indicadores sociales deberían acompañar la medición del éxito circular (empleo digno, equidad, participación)?