La transformación digital ha llegado al urbanismo y la ordenación del territorio para quedarse. Sensores que miden la calidad del aire en tiempo real, sistemas de movilidad autónoma, redes de energía inteligente, plataformas de participación ciudadana o gemelos digitales que simulan escenarios futuros son ya parte del vocabulario de la planificación urbana contemporánea.
Sin embargo, la “ciudad inteligente” (smart city) no debe entenderse como un escaparate de tecnología de última generación, sino como un ecosistema urbano que integra la innovación digital para mejorar la calidad de vida, la sostenibilidad y la resiliencia, con un uso responsable y ético de los datos.
Del concepto tecnológico al enfoque integral
En sus orígenes, el concepto de smart city se asoció sobre todo a la aplicación de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) para gestionar más eficientemente los servicios urbanos. Pero pronto surgió la crítica: muchas de estas iniciativas eran impulsadas por grandes empresas tecnológicas, sin una visión clara de ciudad ni participación ciudadana real.
El enfoque más avanzado entiende las ciudades y territorios inteligentes como sistemas centrados en las personas, donde la tecnología es un medio y no un fin. Se trata de:
- Optimizar recursos y reducir impactos ambientales.
- Mejorar la prestación de servicios públicos.
- Potenciar la participación y la transparencia.
- Anticipar y gestionar riesgos (climáticos, energéticos, sanitarios, etc.).
Áreas clave de aplicación
1. Movilidad inteligente
- Sistemas de transporte público en tiempo real, con integración multimodal.
- Gestión dinámica del tráfico para reducir congestión y emisiones.
- Plataformas de movilidad compartida y bajo demanda.
- Infraestructuras para vehículos eléctricos y micromovilidad.
2. Energía y medio ambiente
- Redes eléctricas inteligentes (smart grids) para balancear generación y consumo.
- Monitorización y control de consumos energéticos en edificios y alumbrado.
- Sensores para calidad del aire, ruido, temperatura y humedad, con respuestas adaptativas.
- Sistemas de riego y gestión del agua basados en datos climáticos.
3. Gobernanza y servicios públicos
- Plataformas de datos abiertos (open data) que permiten a la ciudadanía y empresas desarrollar aplicaciones y servicios.
- Herramientas de participación digital que complementan procesos presenciales.
- Sistemas de atención ciudadana multicanal y proactivos.
4. Planificación y gestión territorial
- Gemelos digitales del territorio para simular impactos de políticas y proyectos.
- Sistemas de información geográfica (SIG) integrados en tiempo real con datos de sensores.
- Monitorización de usos del suelo y cobertura vegetal mediante imágenes satelitales.
El papel de los datos: de la captura a la gobernanza
Los datos son el combustible de la ciudad inteligente, pero su valor depende de su calidad, interoperabilidad y uso ético. Esto plantea retos clave:
- Gobernanza de datos: establecer quién los gestiona, cómo se almacenan y quién puede acceder a ellos.
- Protección de la privacidad: cumplir normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y evitar usos indebidos.
- Interoperabilidad: garantizar que sistemas y plataformas diferentes puedan intercambiar información de forma segura y eficiente.
- Transparencia: asegurar que la ciudadanía conozca qué datos se recogen, para qué se usan y cómo se protegen.
Riesgos y críticas al modelo smart city
Si no se planifica con visión estratégica, la digitalización puede generar problemas:
- Brecha digital: exclusión de personas sin acceso o competencias digitales.
- Dependencia tecnológica: riesgo de quedar cautivos de proveedores privados.
- Vigilancia excesiva: uso abusivo de tecnologías de control que comprometen libertades.
- Soluciones “tecnofílicas”: despliegue de tecnologías sin resolver las causas estructurales de los problemas.
Por eso, la tecnología debe integrarse en un marco ético y democrático, con evaluaciones de impacto social y ambiental.
Ejemplos y buenas prácticas
- Ámsterdam Smart City: plataforma colaborativa que involucra a empresas, ciudadanía y administración en proyectos piloto con evaluación pública de resultados.
- Singapur: integra su gemelo digital nacional en la planificación de infraestructuras, vivienda y gestión de riesgos climáticos.
- Helsinki: combina datos abiertos y participación ciudadana para co-crear soluciones digitales.
Ciudades y territorios inteligentes: más allá de lo urbano
La inteligencia territorial no se limita a las ciudades. En zonas rurales y periurbanas, las tecnologías digitales pueden:
- Optimizar el riego y la producción agrícola mediante sensores y análisis predictivo.
- Mejorar el transporte a demanda en áreas de baja densidad.
- Monitorizar ecosistemas y biodiversidad para su protección.
- Facilitar teletrabajo y servicios en línea para reducir la necesidad de desplazamientos.
Conexión con la sostenibilidad y la resiliencia
La digitalización puede ser un gran aliado para la transición ecológica:
- Ayuda a reducir el consumo energético y de agua.
- Permite actuar de forma preventiva ante episodios extremos (alertas tempranas).
- Facilita el seguimiento de objetivos climáticos y de desarrollo sostenible.
Pero para que esto ocurra, la tecnología debe estar alineada con las estrategias de ciudad y territorio, no actuar como un parche aislado o una campaña de marketing.
Conclusión
Las ciudades y territorios inteligentes no son simplemente más “digitales”: son entornos que usan la tecnología para ser más humanos, sostenibles y resilientes. Esto implica integrar la innovación en la planificación, garantizar la gobernanza ética de los datos, reducir brechas digitales y asegurar que las soluciones tecnológicas responden a necesidades reales y consensuadas.
El futuro de la inteligencia urbana y territorial no está en acumular dispositivos y plataformas, sino en usarlos para tomar mejores decisiones colectivas, cuidar el planeta y mejorar la vida de todas las personas que habitan el territorio.
Preguntas para el debate
- ¿Qué riesgos conlleva una digitalización sin control en la gestión urbana?
- ¿Cómo garantizar la privacidad de los datos en las smart cities?
- ¿Qué tecnologías tienen más potencial para mejorar la planificación territorial?
- ¿Cómo aplicar la inteligencia urbana en municipios pequeños o rurales?
- ¿Qué criterios deberían guiar las inversiones en tecnologías urbanas?