La ciencia, por definición, debería ser un bien común: un esfuerzo colectivo que genera conocimiento al servicio de toda la sociedad. Sin embargo, durante décadas, el acceso a los resultados de la investigación ha estado limitado por muros económicos, legales o institucionales. Las revistas científicas de pago, las patentes restrictivas y la falta de transparencia han creado una paradoja: gran parte de la investigación financiada con dinero público acaba siendo inaccesible para los propios ciudadanos que la sostienen con sus impuestos.
Frente a este modelo cerrado, en los últimos años se ha consolidado un movimiento global: la ciencia abierta (open science). Su objetivo es derribar barreras, democratizar el conocimiento y acelerar la innovación mediante el acceso libre y la colaboración abierta.
¿Qué entendemos por ciencia abierta?
El concepto va más allá del acceso gratuito a artículos académicos. Se trata de un enfoque integral que incluye:
- Acceso abierto a publicaciones: que cualquier persona pueda leer sin pagar suscripciones.
- Datos abiertos: compartir los conjuntos de datos para que puedan ser reutilizados y verificados.
- Software libre: desarrollo de herramientas y programas accesibles y modificables por la comunidad.
- Revisión abierta por pares: procesos más transparentes y colaborativos en la evaluación de la investigación.
- Participación ciudadana: integrar a la sociedad en el proceso de producción y evaluación del conocimiento.
La ciencia abierta no es solo un cambio técnico, sino también cultural y político: redefine cómo entendemos la propiedad, el valor y la función social del conocimiento.
El problema de las revistas científicas
Un ejemplo paradigmático del viejo modelo es el de las grandes editoriales científicas. Revistas de prestigio como Nature, Science o The Lancet publican investigaciones fundamentales, pero su acceso suele estar restringido por suscripciones que cuestan miles de euros anuales a universidades y centros de investigación.
El resultado es un mercado altamente concentrado en manos de unas pocas editoriales, que obtienen beneficios millonarios gracias a un sistema paradójico:
- Los investigadores publican sus resultados sin recibir remuneración.
- Los revisores (también científicos) trabajan de manera voluntaria.
- Las instituciones públicas pagan suscripciones para acceder a los artículos.
Este modelo ha sido criticado como un “secuestro” del conocimiento, especialmente cuando los trabajos han sido financiados con fondos públicos.
Avances en Europa y España
La Unión Europea ha sido uno de los motores del cambio hacia la ciencia abierta. La iniciativa Plan S, lanzada en 2018 por una coalición de agencias europeas de financiación, establece que todas las investigaciones financiadas con dinero público deben publicarse en acceso abierto.
En España, la Ley 17/2022, de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación (que actualiza la ley de 2011) impulsa el acceso abierto, obligando a que las publicaciones y datos de la investigación financiada con fondos públicos se depositen simultáneamente en repositorios de acceso abierto, siguiendo los principios FAIR (Encontrables, Accesibles, Interoperables, Reutilizables). Muchas universidades y centros disponen ya de repositorios digitales donde los investigadores depositan sus artículos.
Aunque persisten desafíos (costes de publicación, resistencia de algunas editoriales, falta de cultura de datos abiertos), la orientación hacia un modelo más abierto y accesible es clara.
Ventajas de la ciencia abierta
- Democratización del conocimiento: cualquier persona, no solo los especialistas con acceso a bibliotecas universitarias, puede consultar los resultados.
- Mayor impacto social: médicos, profesores, periodistas o asociaciones pueden usar ese conocimiento en su práctica cotidiana.
- Aceleración de la investigación: compartir datos y métodos evita duplicaciones y permite avances más rápidos.
- Transparencia y reproducibilidad: al abrir los procesos y datos, se refuerza la confianza en la ciencia.
- Colaboración global: investigadores de países con menos recursos acceden a información de calidad, reduciendo la brecha científica.
Retos y resistencias
Pese a las ventajas, la transición hacia la ciencia abierta enfrenta obstáculos:
- Costes de publicación: muchas revistas de acceso abierto cobran tasas de publicación (APCs) que pueden superar los 3.000 € por artículo, lo que genera desigualdades.
- Cambio cultural: algunos investigadores aún prefieren publicar en revistas de alto impacto tradicionales, que siguen siendo las más valoradas en los procesos de evaluación.
- Protección de datos sensibles: abrir datos en áreas como la medicina plantea problemas de privacidad.
- Intereses económicos: las grandes editoriales intentan adaptarse sin perder beneficios, lo que ralentiza el cambio.
Ciencia abierta y ciudadanía
La apertura del conocimiento no solo beneficia a la comunidad científica, sino también a la ciudadanía. Permite que periodistas puedan contrastar información, que docentes accedan a recursos actualizados, que pacientes se informen sobre avances médicos o que colectivos sociales se apropien del conocimiento para defender sus derechos.
Además, la ciencia abierta se vincula con la ciencia ciudadana: abrir datos y procesos facilita la participación de la población en proyectos de investigación, desde la monitorización ambiental hasta el análisis de información en proyectos de astronomía.
España en el contexto europeo
España ha avanzado en marcos legales y en repositorios institucionales, pero aún queda trabajo por hacer:
- Incrementar los recursos destinados a cubrir costes de publicación en acceso abierto.
- Integrar la ciencia abierta en los sistemas de evaluación científica, de modo que se reconozca como mérito.
- Reforzar la formación de investigadores en buenas prácticas de gestión de datos abiertos.
- Fomentar la comunicación en formatos comprensibles para públicos no especializados.
El reto es evitar que la ciencia abierta se convierta en un mero requisito burocrático y, en cambio, consolidarla como una cultura de apertura y colaboración.
Conclusión: conocimiento como bien común
La ciencia abierta no es una moda pasajera, sino una transformación profunda en la manera de producir y compartir conocimiento. En un mundo marcado por la urgencia de retos globales (desde el cambio climático hasta las pandemias), no podemos permitirnos muros artificiales que retrasen el progreso o limiten el acceso a soluciones.
Europa y España han dado pasos importantes, pero deben consolidar la ciencia abierta como un pilar estructural de sus políticas de I+D. Porque el conocimiento, cuando se comparte, multiplica su valor.
Preguntas para el debate
- ¿Debería ser obligatorio que toda investigación financiada con fondos públicos se publique en acceso abierto?
- ¿Cómo garantizar que los costes de publicación en revistas de acceso abierto no generen nuevas desigualdades entre investigadores?
- ¿Qué papel deben jugar las instituciones públicas en la creación y mantenimiento de repositorios de acceso libre?
- ¿Cómo equilibrar la apertura de datos con la protección de la privacidad, especialmente en áreas sensibles como la medicina?
- ¿De qué manera la ciencia abierta puede fortalecer la confianza ciudadana en la ciencia?