Erradicar la pobreza y reducir la desigualdad no son solo aspiraciones morales o desafíos económicos: son también objetivos explícitos del sistema internacional. Desde 2015, estos problemas están en el corazón de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el ambicioso plan de las Naciones Unidas para mejorar el bienestar humano y la salud del planeta en este siglo.
Pero ¿qué proponen exactamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) respecto a la pobreza y la desigualdad? ¿Qué avances se han logrado? ¿Qué obstáculos persisten? Y, sobre todo, ¿pueden los ODS convertirse en una herramienta real para transformar la realidad social de millones de personas?
De los Objetivos del Milenio a los Objetivos de Desarrollo Sostenible
Antes de 2015, la comunidad internacional seguía los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), centrados sobre todo en la pobreza extrema, el hambre, la salud y la educación en países en desarrollo.
Los ODS, sin embargo, suponen un salto cualitativo:
- Son universales: afectan a todos los países, ricos y pobres.
- Son más amplios y ambiciosos: incluyen cuestiones como el cambio climático, la paz, la igualdad de género o el trabajo decente.
- Promueven la sostenibilidad en tres dimensiones: social, económica y ambiental.
De los 17 ODS adoptados por la ONU en 2015, dos se refieren de forma directa y central a la pobreza y la desigualdad: el ODS 1 y el ODS 10.
ODS 1: Fin de la pobreza
«Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo» es el primero y quizá el más emblemático de los ODS.
No se trata únicamente de reducir la pobreza extrema (menos de 2,15 dólares al día), sino de:
- Asegurar el acceso universal a servicios básicos: salud, educación, agua potable, vivienda digna.
- Ampliar la protección social para todas las personas, especialmente los grupos vulnerables.
- Promover la resiliencia frente a desastres naturales y crisis económicas.
- Garantizar los derechos sobre la tierra y el acceso a los recursos.
Metas destacadas del ODS 1:
- Reducir al menos a la mitad la proporción de personas en situación de pobreza en todas sus dimensiones.
- Implementar sistemas de protección social amplios, incluso para los más pobres.
- Garantizar igualdad de acceso a recursos económicos, servicios básicos y tecnologías.
ODS 10: Reducción de las desigualdades
El ODS 10 propone «reducir la desigualdad en y entre los países», reconociendo que no basta con aliviar la pobreza: también hay que cambiar las estructuras que concentran riqueza y poder.
Entre sus metas destacan:
- Aumentar los ingresos del 40% más pobre de la población a un ritmo mayor que el promedio nacional (crecimiento inclusivo).
- Garantizar la igualdad de oportunidades y eliminar leyes, políticas y prácticas discriminatorias.
- Facilitar la migración y movilidad ordenada, segura y responsable.
- Promover la representación de los países en desarrollo en las instituciones de gobernanza global.
Este objetivo pone énfasis en la justicia redistributiva, tanto dentro de los países como a escala global, donde las asimetrías entre el Norte y el Sur siguen siendo marcadas.
¿Qué avances se han logrado?
Desde 2015, se han registrado algunos avances, especialmente hasta 2019:
- La pobreza extrema siguió disminuyendo a escala global.
- Muchos países ampliaron sus sistemas de protección social.
- Se promovieron leyes contra la discriminación y el acceso equitativo a servicios.
Pero el panorama cambió drásticamente con la llegada de la pandemia de COVID-19, que supuso un retroceso histórico:
- Más de 70 millones de personas volvieron a caer en la pobreza extrema, según el Banco Mundial.
- Las desigualdades en salud, educación y conectividad digital se ampliaron.
- El empleo informal y la precariedad aumentaron, afectando sobre todo a mujeres y jóvenes.
Además, otros factores siguen limitando el avance:
- El cambio climático, que afecta con más fuerza a los países pobres.
- La deuda externa y la falta de financiación pública en muchos países del Sur.
- La concentración del poder económico en grandes corporaciones transnacionales.
¿Qué se necesita para cumplir los ODS 1 y 10?
Lograr los ODS requiere algo más que buenas intenciones. Según Naciones Unidas y múltiples organismos independientes, se necesita:
- Compromiso político sostenido. La lucha contra la pobreza y la desigualdad debe ser prioridad de Estado, no solo promesa electoral.
- Reformas fiscales y redistributivas. Combatir la evasión fiscal, introducir impuestos progresivos y garantizar un gasto social eficaz es clave.
- Inversión en servicios públicos universales. Educación gratuita, salud pública, vivienda asequible y sistemas de cuidados son fundamentales.
- Participación ciudadana y rendición de cuentas. La ciudadanía debe tener voz en la toma de decisiones y mecanismos para exigir resultados.
- Cooperación internacional justa. Los países ricos deben cumplir sus compromisos de financiación para el desarrollo y facilitar el acceso a tecnologías, vacunas o inversión sostenible.
¿Utopía o compromiso real?
Los ODS son criticados a veces por ser demasiado amplios o por carecer de mecanismos coercitivos. Pero también han servido para poner el foco en problemas estructurales que antes se consideraban inevitables.
Poner fin a la pobreza y reducir la desigualdad no es una utopía ingenua, sino una meta alcanzable si existe la voluntad política, el compromiso ciudadano y la cooperación internacional adecuada.
El año 2030 se acerca, y con él, la necesidad de acelerar el cambio.
Preguntas para el debate
- ¿Los ODS son una hoja de ruta efectiva o una declaración de buenas intenciones?
- ¿Por qué la reducción de la desigualdad (ODS 10) ha recibido menos atención que otros objetivos?
- ¿Están los países ricos cumpliendo su parte en la lucha contra la pobreza global?
- ¿Qué mecanismos de rendición de cuentas deberían acompañar a los ODS?
- ¿Qué rol deben jugar las organizaciones sociales y ciudadanas en el seguimiento de estos compromisos?