Desalación, ¿solución milagrosa?

La desalación (proceso de eliminar la sal y otros minerales del agua marina o salobre para hacerla apta para el consumo) se ha convertido en una de las soluciones más relevantes para abastecer zonas con recursos hídricos limitados, especialmente en regiones costeras áridas o con acuíferos sobreexplotados. En 2024, había más de 21.000 plantas desaladoras operativas en el mundo, con una capacidad total superior a 115 millones de m³/día.

Sin embargo, su papel en el futuro del agua no está exento de debate: ¿es la tabla de salvación que nos permitirá adaptarnos a un mundo más seco o un recurso caro y ambientalmente problemático que deberíamos usar con cautela?

Cómo funciona la desalación

Existen varios métodos, pero dos dominan el panorama actual:

  • Ósmosis inversa: el agua salada se hace pasar por membranas semipermeables a alta presión, que retienen las sales y dejan pasar el agua dulce. Es el método más eficiente energéticamente y el más extendido.
  • Destilación térmica: el agua se evapora mediante calor y el vapor condensado se convierte en agua dulce. Este método, más común en el pasado, sigue usándose en países con abundancia de energía barata.

En ambos casos, se obtiene un subproducto llamado salmuera, una solución altamente concentrada en sales y otros compuestos, cuya gestión plantea retos ambientales.

El proceso de desalación se estructura en tres fases:

  1. Pretratamiento: Su objetivo es adecuar la calidad del agua de alimentación para permitir la operación de la unidad de desalación.
  2. Desalación: En esta etapa se produce las operaciones de separación. Se obtienen dos corrientes, la de producto y la de salmuera.
  3. Postratamiento: Es necesaria una etapa de cloración para el uso potable. En el caso de procesos con alta eficiencia se necesita, además, una remineralizadora con el objetivo de adaptar el agua desalada a los criterios de abastecimiento urbano o de uso industrial.

Dónde y por qué se usa

La desalación se ha convertido en una fuente estratégica de agua en lugares con alto estrés hídrico y acceso al mar:

  • España: más de 700 plantas, concentradas en Canarias, Baleares y el litoral mediterráneo, con capacidad para producir más de 5 millones de m³ diarios.
  • Oriente Medio: Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos e Israel dependen en gran parte de la desalación para abastecimiento urbano.
  • Australia: plantas en Perth y Melbourne como respuesta a sequías prolongadas.

Ventajas y desventajas

VentajasDesventajas
Fuente inagotable (océano) y no dependiente de lluvias.Alto consumo energético, especialmente si la energía no es renovable.
Garantiza suministro estable en zonas áridas.Emisión de gases de efecto invernadero si se usa energía fósil.
Permite independencia de fuentes transfronterizas.Gestión de salmuera con riesgo para ecosistemas marinos.
Puede combinarse con energías renovables para reducir impacto.Coste elevado comparado con otras fuentes de agua dulce.
Favorece la resiliencia frente a sequías prolongadas.No resuelve problemas estructurales de consumo excesivo.

Estado de la técnica

Ósmosis inversa (RO). Es la tecnología dominante gracias a su eficiencia energética creciente: desde los 6–8 kWh/m³ en los años 90 hasta valores actuales cercanos a 2,5–3,5 kWh/m³ en muchas plantas modernas. Los avances clave han sido:

  • Membranas más resistentes y con mayor flujo de agua.
  • Sistemas de recuperación de energía que aprovechan la presión de la salmuera.
  • Control automático de fouling e incrustaciones mediante pretratamientos más efectivos.

Tecnologías térmicas (MSF, MED). Aún predominan en países del Golfo gracias a la disponibilidad de energía barata (a menudo vinculada a plantas de cogeneración eléctrica–agua). Son robustas y pueden manejar aguas con alto ensuciamiento, pero su consumo energético (y huella de carbono) es muy superior al de la ósmosis inversa.

Se investiga en destilación por membranas, ósmosis directa y electrodiálisis reversible para nichos concretos (aguas salobres, reutilización avanzada, pequeña escala).

Tratamiento de la salmuera: el desafío pendiente

La desalación produce un caudal concentrado de sales y químicos, la salmuera, que puede tener el doble de salinidad del agua de mar. Su vertido directo, si no se maneja bien, puede afectar a ecosistemas costeros y bentónicos.

Soluciones actuales y en desarrollo:

  • Difusores submarinos que dispersan la salmuera rápidamente en zonas de fuerte corriente para minimizar impactos.
  • Concentradores solares que evaporan la salmuera y permiten recuperar sales y minerales (aunque con limitaciones de coste y escala).
  • Uso en acuicultura o industria química para aprovechar el contenido mineral.
  • Integración en plantas de energía de gradiente salino (aún en fase piloto).

En España, la legislación exige evaluar el impacto y establecer medidas de dispersión y control, con seguimiento de salinidad y temperatura en zonas de vertido.

Agua y energía: un binomio inseparable

La desalación es intensiva en energía, y el coste del agua producida depende en gran medida del precio de la electricidad. Consume entre 2,5 y 4,5 kWh de energía por metro cúbico producido en el caso de la ósmosis inversa, y más del doble en la destilación térmica. En países con electricidad basada en combustibles fósiles, esto se traduce en un aumento significativo de las emisiones.

Reducir la huella de carbono es hoy un reto central. Algunas estrategias:

  • Integrar plantas solares fotovoltaicas para alimentar bombas de alta presión.
  • Usar energía eólica en zonas costeras con buen recurso.
  • Implementar almacenamiento de energía para operar cuando hay excedentes renovables.

Ejemplo: Planta de desalación de Al Khafji (Arabia Saudí)
Primera gran planta del mundo alimentada 100% con energía solar, con capacidad de 60.000 m³/día. Utiliza ósmosis inversa y campo solar fotovoltaico de 15 MW.

Ejemplo: Perth Seawater Desalination Plant (Australia)
Abastecida parcialmente con energía eólica procedente de parques dedicados.

En Canarias, se han desarrollado pilotos con híbridos solar–eólico para abastecer pequeñas instalaciones de ósmosis inversa en islas menores.

Desalación a pequeña escala y distribuida

Aunque la imagen habitual es la de macroplantas de más de 100.000 m³/día, la tecnología de ósmosis inversa puede escalarse hacia sistemas modulares de pequeña capacidad (50–500 m³/día), adecuados para:

  • Comunidades costeras aisladas.
  • Hoteles y resorts en zonas con estrés hídrico.
  • Refuerzo de abastecimientos en sequías estacionales.

Ventajas:

  • Instalación rápida y modular.
  • Menor inversión inicial.
  • Posibilidad de integrar renovables locales (solar, eólica, híbridos).

Limitaciones:

  • Coste unitario más alto que en macroplantas.
  • Necesidad de personal técnico para operación y mantenimiento.
  • Gestión de la salmuera más compleja en espacios reducidos.

En teoría, una desalación más distribuida puede reducir la dependencia de grandes redes y ofrecer resiliencia frente a cortes o averías, pero requiere una gobernanza y regulación claras para evitar sobreexplotación energética o impactos acumulados en la costa.

¿Solución milagrosa?

La desalación puede ser parte de la solución, pero difícilmente puede ser la solución. Su coste económico y ambiental la hacen más adecuada como complemento que como fuente principal. Es especialmente útil para garantizar abastecimiento en zonas donde la escasez es crónica, pero no debe sustituir a políticas de eficiencia, reutilización y protección de recursos naturales.

Los retos del futuro pasan por:

  • Seguir reduciendo el consumo energético y la huella de carbono.
  • Avanzar en la valorización y reutilización de la salmuera.
  • Integrar las plantas en modelos energéticos renovables y descentralizados.
  • Regular y promover la pequeña desalación donde aporte seguridad hídrica real sin comprometer el medio.

La cuestión no es si la desalación será necesaria, sino cómo lograr que cada metro cúbico producido lo sea al menor coste ambiental, económico y social posible.

Preguntas para el debate

  1. ¿Debe la desalación considerarse solución principal o complemento estratégico?
  2. ¿Qué riesgos ambientales plantea la gestión de salmuera?
  3. ¿Cómo podría reducirse el consumo energético de la desalación?
  4. ¿Es viable la desalación sin subvenciones públicas en zonas áridas?
  5. ¿Qué papel pueden jugar las energías renovables en este proceso?
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