Planificación paisajística aplicada: integrar el valor del paisaje en la gestión territorial

El paisaje no es solo una postal bonita ni un elemento estético del territorio: es la expresión visible de las interacciones entre naturaleza y sociedad a lo largo del tiempo. Contiene valores ecológicos, culturales, históricos y simbólicos que influyen directamente en la calidad de vida y en la identidad colectiva.

El Convenio Europeo del Paisaje (CEP), ratificado por España en 2007, lo define como cualquier parte del territorio tal y como es percibida por la población, cuyo carácter resulta de la acción e interacción de factores naturales y/o humanos. Este reconocimiento implica que todos los paisajes, no solo los excepcionales, deben gestionarse, protegerse y, cuando sea necesario, transformarse de forma planificada.

El papel de la planificación paisajística

La planificación paisajística es un proceso que:

  • Identifica y caracteriza los paisajes existentes.
  • Evalúa sus valores y funciones.
  • Define objetivos de calidad paisajística consensuados con la población.
  • Integra estos objetivos en las políticas y planes territoriales, urbanísticos, ambientales y sectoriales.

Es, por tanto, una herramienta transversal que conecta la conservación del patrimonio natural y cultural con el desarrollo socioeconómico sostenible.

Tipos de intervenciones paisajísticas

En la práctica, la planificación paisajística se materializa en diferentes tipos de actuaciones:

  1. Protección: preservar paisajes con alto valor ecológico, histórico o simbólico, evitando transformaciones que comprometan su integridad.
  2. Gestión: mantener y mejorar paisajes ordinarios, adaptando sus usos a nuevas necesidades sin perder su carácter.
  3. Restauración: recuperar paisajes degradados (canteras abandonadas, riberas canalizadas, áreas industriales obsoletas).
  4. Creación: diseñar nuevos paisajes en áreas de expansión urbana o reconversión de suelos, garantizando su integración ecológica y social.

Metodología aplicada

Un proceso típico de planificación paisajística sigue varias fases:

  1. Inventario y caracterización
    • Identificación de unidades de paisaje mediante cartografía, imágenes satelitales y trabajo de campo.
    • Descripción de elementos naturales (relieve, vegetación, hidrología) y culturales (patrimonio construido, usos del suelo, trazados históricos).
  2. Evaluación
    • Análisis de valores ecológicos, culturales, visuales y simbólicos.
    • Diagnóstico de amenazas y oportunidades (urbanización, infraestructuras, abandono agrario, cambio climático).
  3. Definición de objetivos de calidad paisajística
    • Establecidos con participación ciudadana.
    • Pueden incluir metas como mantener vistas panorámicas, mejorar conectividad ecológica, conservar mosaicos agrarios o renaturalizar espacios degradados.
  4. Integración en planes y proyectos
    • Incorporación de criterios y medidas en planes urbanísticos, proyectos de infraestructuras, políticas agrarias o turísticas.
  5. Seguimiento y revisión
    • Indicadores para evaluar la evolución del paisaje y la eficacia de las medidas.

Herramientas y normativas

En España, varias comunidades autónomas han desarrollado catálogos y directrices de paisaje (Cataluña, Comunidad Valenciana, Galicia, País Vasco, entre otras) que sirven como referencia para orientar la planificación y evaluar proyectos.

A escala local, los planes de acción del paisaje son instrumentos que concretan medidas y priorizan intervenciones, desde plantaciones de arbolado hasta recuperación de elementos patrimoniales o creación de miradores.

Paisaje y participación ciudadana

El paisaje es, por definición, percepción colectiva. Por ello, la planificación paisajística no puede limitarse a criterios técnicos: debe incorporar la visión, memoria y expectativas de la población que lo habita y usa.

Metodologías como los mapas de valores percibidos permiten registrar las áreas que la ciudadanía identifica como significativas, problemáticas o con potencial de mejora. Esto facilita consensuar objetivos y legitima las intervenciones.

Integración con otros ámbitos de la ordenación del territorio

El paisaje no actúa de forma aislada: su planificación debe coordinarse con otras políticas:

  • Urbanismo: asegurar que las nuevas edificaciones y desarrollos se integren visual y funcionalmente.
  • Infraestructuras: minimizar el impacto visual y ecológico de carreteras, líneas eléctricas o parques eólicos.
  • Agricultura y ganadería: mantener paisajes productivos que también cumplen funciones ecológicas y culturales.
  • Turismo: evitar la banalización y sobreexplotación de paisajes icónicos.
  • Cambio climático: usar la restauración paisajística como estrategia de adaptación (reforestación, restauración de humedales).

Ejemplos de planificación paisajística aplicada

  • Parque Agrario del Baix Llobregat (Barcelona): integra objetivos de calidad paisajística en la gestión de un espacio productivo periurbano, garantizando su función agrícola y su valor como espacio abierto.
  • Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz: combina restauración de ecosistemas degradados con creación de espacios de ocio y mejora de la conectividad ecológica.

Retos y oportunidades

Retos:

  • Escasa coordinación entre administraciones competentes.
  • Dificultad de incorporar criterios paisajísticos en proyectos con alta presión económica.
  • Falta de indicadores homogéneos para medir la calidad paisajística.

Oportunidades:

  • Fondos europeos y nacionales para restauración ecológica y patrimonio.
  • Creciente interés ciudadano por la calidad del entorno.
  • Potencial del paisaje como recurso para el turismo sostenible y la economía verde.

Conclusión

La planificación paisajística aplicada no es un complemento estético: es una herramienta estratégica para equilibrar conservación y desarrollo, reforzar la identidad territorial y mejorar la calidad de vida.

Incorporar el paisaje en la ordenación del territorio implica reconocerlo como infraestructura cultural y ecológica, y gestionarlo con la misma seriedad que otras infraestructuras básicas.

Un territorio que cuida su paisaje está cuidando también su cohesión social, su atractivo económico y su resiliencia ambiental. Y ese cuidado solo es posible con planificación, participación y compromiso a largo plazo.

Preguntas para el debate

  1. ¿Qué papel deberían tener los catálogos y planes de paisaje dentro de los planes urbanísticos y territoriales?
  2. ¿Cómo garantizar que los objetivos de calidad paisajística se traduzcan en acciones reales y medibles?
  3. ¿Qué mecanismos pueden mejorar la coordinación entre administraciones, técnicos y ciudadanía en la gestión del paisaje?
  4. ¿Cómo integrar criterios paisajísticos en proyectos de infraestructuras de gran escala sin frenar su viabilidad?
  5. ¿Qué ejemplos locales conoce que muestren una planificación paisajística aplicada con éxito y qué factores la hicieron posible?
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