Hasta ahora hemos analizado qué son la pobreza y la desigualdad, cómo se miden, cómo evolucionan y qué factores las explican. Ahora llega la pregunta clave: ¿qué se puede hacer para combatirlas? ¿Existen políticas que realmente funcionen? ¿Qué han hecho los países que han logrado avances significativos?
Aunque no existe una única receta válida para todos los contextos, sí contamos con un conjunto de políticas públicas que, bien diseñadas y aplicadas, han demostrado reducir la pobreza y moderar la desigualdad. Algunas de ellas son ya clásicas dentro del Estado del bienestar; otras, innovaciones recientes frente a nuevos desafíos.
Este artículo repasa las principales estrategias, introduce el debate entre políticas predistributivas y redistributivas, y analiza los distintos modelos de ayudas sociales: condicionadas vs. universales.
¿Redistribuir o predistribuir? Dos formas de combatir la desigualdad
A la hora de abordar la desigualdad, los gobiernos pueden intervenir antes o después de que esta se produzca. De ahí que se hable de dos grandes enfoques complementarios:
POLÍTICAS REDISTRIBUTIVAS. Actúan después de que el mercado haya generado desigualdades. Se centran en recaudar y transferir recursos mediante:
- Impuestos progresivos.
- Subvenciones y ayudas sociales.
- Transferencias monetarias (condicionadas o no).
Estas políticas corrigen desigualdades ya existentes.
POLÍTICAS PREDISTRIBUTIVAS. Actúan antes, modificando las condiciones de partida para que las desigualdades no se produzcan o se reduzcan de raíz. Incluyen:
- Acceso universal a educación y salud de calidad.
- Regulación del mercado laboral (salario mínimo, negociación colectiva).
- Acceso equitativo a servicios públicos y oportunidades.
Las políticas predistributivas igualan las oportunidades desde el origen, reduciendo la necesidad posterior de corregir desigualdades extremas.
Ejemplo comparativo: los países nórdicos combinan políticas redistributivas potentes con un fuerte sistema predistributivo (escuelas públicas de calidad, servicios sociales universales), lo que contribuye a niveles bajos de desigualdad.
Transferencias sociales: ¿condicionadas o universales?
Una de las herramientas más importantes para reducir la pobreza son las transferencias monetarias. Pero existe un debate sobre cómo deben aplicarse para ser más eficaces y justas: ¿deben ser condicionadas o universales?
Transferencias CONDICIONADAS. Entregan dinero solo si las personas cumplen ciertos requisitos: llevar a los hijos al colegio, asistir a controles médicos, buscar activamente empleo, etc.
Ventajas:
- Promueven comportamientos socialmente deseables (educación, salud preventiva).
- Pueden mejorar el capital humano en el largo plazo.
Críticas:
- Pueden excluir a quienes más lo necesitan, pero no pueden cumplir los requisitos (por ejemplo, por vivir en zonas sin acceso a servicios).
- Implican altos costes administrativos y de control.
Transferencias UNIVERSALES. Se entregan sin requisitos, solo por cumplir ciertos criterios básicos (edad, nivel de ingresos, residencia, etc.) o incluso a toda la población (como la renta básica universal).
Ventajas:
- Simplicidad administrativa y mayor cobertura.
- Eliminan el estigma y la exclusión por error de los más vulnerables.
- Favorecen la autonomía de las personas beneficiarias.
Críticas:
- Pueden ser costosas si no se focalizan.
- A veces son vistas como menos eficientes para combatir la pobreza extrema si no se ajustan por nivel de necesidad.
En definitiva, no hay un modelo único. En contextos con sistemas públicos sólidos, las ayudas universales pueden ser eficaces y sostenibles. En países con recursos limitados, las transferencias condicionadas bien diseñadas han mostrado impactos positivos. Lo importante es diseñar programas que sean efectivos, inclusivos y sostenibles.
Fiscalidad progresiva: justicia en la financiación
Para sostener políticas públicas, es clave contar con un sistema fiscal justo. La fiscalidad progresiva, donde quien más tiene más contribuye, es una herramienta esencial para redistribuir recursos y financiar servicios públicos.
Impuestos directos progresivos:
- Renta personal.
- Riqueza y patrimonio.
- Herencias.
Impuestos indirectos con correcciones:
- El IVA puede ser regresivo, pero su efecto puede compensarse con subsidios o devoluciones a hogares de bajos ingresos.
Lucha contra la evasión fiscal
Es fundamental cerrar brechas legales, combatir paraísos fiscales y aumentar la transparencia financiera. Esto mejora la legitimidad del sistema y evita que la carga fiscal recaiga solo sobre los sectores medios y bajos.
Educación, salud y cuidados como pilares predistributivos
Garantizar educación y salud públicas, universales y de calidad es la piedra angular de cualquier sistema predistributivo. Igualar oportunidades desde la infancia es clave para reducir desigualdades futuras.
Además, el reconocimiento e inversión en el sistema de cuidados (infancia, dependencia, personas mayores) tiene un impacto positivo directo en:
- La participación laboral femenina.
- La calidad de vida de los hogares vulnerables.
- La generación de empleo en sectores sociales.
Regulación del mercado laboral y empleo digno
Las políticas laborales pueden predistribuir riqueza al garantizar condiciones mínimas en el mundo del trabajo.
- Salario mínimo digno, indexado a la inflación.
- Negociación colectiva para equilibrar el poder entre empleadores y trabajadores.
- Formalización del empleo informal, especialmente en sectores rurales, domésticos y de servicios.
- Programas de empleo público en contextos de crisis o alta desocupación.
Vivienda, transporte e infraestructura: redistribución territorial
La pobreza y la desigualdad también tienen una dimensión espacial. Invertir en infraestructura y servicios básicos en barrios marginales, zonas rurales o regiones desfavorecidas permite:
- Aumentar la conectividad y la movilidad social.
- Reducir la brecha urbana-rural.
- Dinamizar economías locales.
Conclusión: políticas que no sean parches, sino estructuras justas
Reducir la pobreza y la desigualdad no es una utopía ni una casualidad. Es una decisión política. Y esa decisión debe combinar:
- Políticas predistributivas que igualen el punto de partida.
- Políticas redistributivas que corrijan desigualdades acumuladas.
- Un enfoque realista y sensible al contexto: no todo sirve en todas partes, pero no hacer nada sí tiene consecuencias.
El debate entre condicionamiento y universalismo, entre redistribuir y predistribuir, no debe ser excluyente. Las soluciones más eficaces suelen combinar lo mejor de ambos mundos: amplia cobertura, orientación a los más vulnerables y construcción de sistemas sólidos de protección social.
Preguntas para el debate
- ¿Son más eficaces las políticas universales o las focalizadas en los más pobres?
- ¿Qué diferencia real hay entre políticas predistributivas y redistributivas?
- ¿Debe el Estado asumir un papel más activo en la economía para reducir desigualdades?
- ¿Cómo se garantiza que las políticas públicas no terminen reforzando desigualdades?
- ¿Qué papel deben jugar los movimientos sociales en el diseño de estas políticas?