A favor de una banca pública fuerte

En un sistema dominado por grandes bancos privados y guiado por la rentabilidad a corto plazo, la existencia de una banca pública no es un anacronismo: es una necesidad. Frente a un modelo bancario concentrado y orientado al beneficio, la banca pública puede actuar como herramienta estratégica al servicio del interés general.

Una banca pública puede ser un instrumento desde el cual el estado interviene legítimamente en la sociedad civil para, con la propia lógica del mercado, y sin necesidad de subvenciones, introducir elementos correctores según las exigencias de la economía general.

La actividad bancaria, y especialmente la concesión de crédito, es un pilar esencial para el desarrollo económico de cualquier país. En España, la banca privada opera hoy en condiciones de oligopolio, y no está respondiendo adecuadamente a las necesidades de la ciudadanía, de las pequeñas empresas ni de las administraciones locales. Además, muestra una escasa implicación en la financiación de las inversiones estratégicas que exige la transición hacia un modelo productivo más sostenible, tal como plantea la Unión Europea. Reforzar el papel de la banca pública permitiría corregir estas carencias y mejorar el funcionamiento del sistema financiero y de la economía nacional. Es necesario que esta línea se traduzca en una propuesta política clara y decidida.

Un poco de historia reciente

En España existió banca pública hasta los años 90, cuando se privatizaron entidades como Argentaria (absorbida por BBVA) y el ICO (Instituto de Crédito Oficial) quedó relegado a funciones muy limitadas. La desaparición de la banca pública coincidió con un ciclo de desregulación financiera y crecimiento de burbujas especulativas.

Nuestro país es actualmente un caso anómalo en la Unión Europea: han desaparecido de hecho las cajas de ahorro y la banca pública es prácticamente inexistente. Queda sólo una participación en el capital de CaixaBank y el Instituto de Crédito oficial (ICO). Este último es un organismo del gobierno más que un banco público que apoye la inversión. El saldo vivo del volumen de préstamos del ICO no llega al 1% del total del conjunto del crédito del sistema bancario.

Muchos países de Europa mantienen bancos públicos potentes y eficaces, como la banca pública alemana (KfW y Sparkassen), BPI en Francia, o el ICO en versión ampliada en otros modelos.

Argumentos a favor de una banca pública

  1. Garantiza el derecho al crédito. Puede financiar personas y proyectos que no encajan en los criterios de rentabilidad inmediata de la banca privada, ayudando a evitar la exclusión financiera.
  2. Apoya la transición ecológica y digital. Puede canalizar recursos hacia energías renovables, rehabilitación de vivienda, transporte público o digitalización de pymes, incluso sin rentabilidad inmediata.
  3. Ayuda a evitar crisis financieras. Actúa de forma estabilizadora cuando la banca privada restringe el crédito por miedo o especulación.
  4. Reinversión del beneficio en la sociedad. Los excedentes no se reparten entre accionistas, sino que pueden reinvertirse en fines sociales o en reducir costes para personas vulnerables.
  5. Aumenta la competencia. Su mera existencia puede mejorar las condiciones ofrecidas por la banca privada, al ofrecer una referencia más ética y transparente.
  6. Transparencia y control democrático. Con buen diseño institucional, puede ser más transparente que muchas entidades privadas. Su funcionamiento debe estar sujeto a auditorías públicas, mecanismos de participación y rendición de cuentas.
  7. Evita nuevas concentraciones bancarias. Frente al proceso continuado de fusiones, una banca pública puede garantizar pluralidad y arraigo territorial.
  8. Puede cumplir funciones contracíclicas. Como se vio en la pandemia, puede sostener el flujo de crédito y apoyar a sectores clave en tiempos de crisis económica.

Ejemplos internacionales

  • Alemania: Las cajas públicas (Sparkassen) y el banco de desarrollo KfW financian vivienda, industria, transición ecológica e innovación.
  • Francia: BPI France actúa como banco de inversión pública y apoyo a la innovación.
  • Italia: La Cassa Depositi e Prestiti (CDP) canaliza ahorro público hacia proyectos estratégicos, especialmente a nivel local.
  • Países nórdicos: Conservan bancos públicos o cooperativos con fuerte arraigo social y territorial.

¿Y en España, qué se podría hacer?

  • Ampliar y democratizar las funciones del ICO, para que actúe como verdadera banca pública, no solo como fondo de avales o intermediario.
  • Crear bancos públicos autonómicos o municipales, con competencias reales para apoyar la economía local y social.
  • Establecer mecanismos de financiación pública permanente a partir de instrumentos como AXIS, el ICO NextTech o los fondos europeos Next Generation.
  • Garantizar la gobernanza democrática: es imprescindible evitar la politización o gestión opaca. Esto exige órganos plurales, criterios técnicos, rendición de cuentas pública y participación ciudadana.

Una cuestión de sentido común

La pregunta ya no es si necesitamos banca pública, es ¿qué tipo de banca pública necesitamos, con qué objetivos y con qué garantías democráticas?

En un mundo con desafíos climáticos, sociales y territoriales que exigen miradas de largo plazo y lógicas que van más allá de la obtención de beneficios inmediatos, dejar todo el sistema financiero en manos privadas no es una buena idea.

Una banca pública moderna, transparente, profesional y participativa puede ser clave para sostener una economía con propósito.

Preguntas para el debate

  1. ¿Qué puede aportar una banca pública a la economía?
  2. ¿Por qué es insuficiente la banca privada para ciertos objetivos sociales?
  3. ¿Qué sectores quedarían mejor atendidos por una banca pública?
  4. ¿Qué características debería tener una banca pública democrática y eficaz?
  5. ¿Qué obstáculos políticos o ideológicos frenan su desarrollo?
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