Si el caminar y la bicicleta son los pilares de la movilidad activa, el transporte público colectivo es la columna vertebral del sistema de movilidad sostenible. Es el modo que permite mover grandes volúmenes de personas de forma eficiente, segura y con menor impacto ambiental. Sin un transporte público accesible, rápido y fiable, no es posible reducir la dependencia del coche ni construir ciudades verdaderamente inclusivas y resilientes.
Por qué el transporte público es esencial
El transporte público aporta múltiples beneficios, tanto individuales como colectivos:
- Reduce las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la contaminación local.
- Optimiza el uso del espacio urbano: menos vehículos privados, menos congestión.
- Mejora la equidad: permite que todas las personas, con o sin coche, accedan a servicios, empleo y oportunidades.
- Disminuye la siniestralidad vial: menos coches en circulación implica menos accidentes.
- Es más eficiente energéticamente que el transporte privado motorizado.
- Contribuye a dinamizar la economía local y a conectar territorios de forma integrada.
Condiciones para un transporte público eficaz
Para que el transporte público sea una alternativa real al coche, debe cumplir con al menos cuatro principios básicos:
- Fiabilidad: cumplir horarios, frecuencias regulares y escasa variabilidad.
- Rapidez: trayectos competitivos respecto al coche privado.
- Accesibilidad: paradas cercanas, vehículos adaptados, tarifas asequibles.
- Intermodalidad: integración con otros modos de transporte (bicicleta, a pie, metro, trenes, etc.).
Cuando estos principios se cumplen, se logra un sistema de transporte público robusto, que atrae a más usuarios y genera un círculo virtuoso de mejora continua.
Una red bien diseñada es una ciudad más justa
En muchas ciudades, las redes de transporte público están diseñadas con un sesgo funcional y geográfico: se prioriza el acceso al centro y se infrarepresentan los barrios periféricos, las zonas industriales o los polígonos empresariales. Esto refuerza las desigualdades socioespaciales y obliga a muchas personas a depender del coche.
Una red de transporte público sostenible debe:
- Cubrir todas las zonas urbanas y metropolitanas.
- Permitir la movilidad interbarrios sin pasar por el centro.
- Facilitar el acceso a zonas educativas, sanitarias, culturales y laborales.
- Operar con frecuencias útiles más allá de las horas punta.
La planificación debe hacerse con criterios de equidad territorial y social, no solo de rentabilidad económica.
Transporte público y transición energética
La descarbonización del transporte es uno de los grandes retos de la década. El transporte público, al ser colectivo, ya es más eficiente que el coche privado, pero puede ser aún más sostenible si se electrifica y moderniza.
Medidas clave:
- Sustitución progresiva de flotas de autobuses diésel por eléctricos o de hidrógeno.
- Electrificación de tranvías y trenes metropolitanos.
- Mejora de la eficiencia energética en estaciones e instalaciones.
- Integración de energías renovables en la operación (fotovoltaica, por ejemplo).
- Fomento del uso del transporte público mediante tarifas integradas o descuentos sociales.
Estas acciones alinean el sistema de transporte con los objetivos climáticos del Pacto Verde Europeo y los compromisos asumidos en la Ley de Cambio Climático y Transición Energética.
ODS 11.2 y la Agenda Urbana Española: acceso universal al transporte
El ODS 11.2 establece como meta proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, sostenibles y accesibles para todos, prestando especial atención a personas en situación vulnerable.
La Agenda Urbana Española, por su parte, incluye en el Objetivo Específico 3.1 el compromiso de mejorar y promover el transporte colectivo como una estrategia clave para reducir la movilidad motorizada individual.
También destaca en el Objetivo 5.3 la necesidad de garantizar una movilidad conectada entre distintas escalas territoriales, especialmente en entornos metropolitanos.
Inversión pública y voluntad política: condiciones necesarias
El transporte público necesita financiación estructural y visión de largo plazo. No basta con mantener la infraestructura existente: hay que renovarla, ampliarla, modernizarla y digitalizarla. Y sobre todo, hay que ponerla al servicio del bien común.
Algunas políticas prioritarias:
- Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) con enfoque multimodal.
- Inversión en líneas de alta capacidad (metro, tranvía, trenes de cercanías).
- Creación de plataformas reservadas para autobuses y prioridad semafórica.
- Tarifas sociales o gratuitas para determinados colectivos.
- Información en tiempo real y herramientas digitales de planificación.
- Participación ciudadana en el diseño y mejora de servicios.
¿Transporte público gratuito? Un debate abierto
La gratuidad del transporte público ha pasado en los últimos años de ser una propuesta marginal a una medida aplicada en muchas ciudades europeas y españolas de forma parcial o temporal. Especialmente a raíz de la pandemia y la crisis energética, numerosas administraciones han adoptado rebajas tarifarias o gratuidad total para ciertos colectivos o franjas horarias, como incentivo para fomentar su uso y reducir el tráfico motorizado.
Pero ¿debe el transporte público ser completamente gratuito para todos, todo el tiempo? El debate es complejo, y pone sobre la mesa cuestiones de equidad, sostenibilidad financiera, impacto modal y eficiencia del sistema.
Argumentos a favor de la gratuidad:
- Fomenta el cambio modal: eliminar el coste económico puede animar a muchas personas a dejar el coche.
- Equidad social: beneficia especialmente a quienes tienen menos recursos, facilitando el acceso a servicios, empleo y oportunidades.
- Simplificación del sistema: elimina el coste de la gestión de tarifas, validaciones y control.
- Reducción de barreras psicológicas: facilita el uso espontáneo del transporte público, especialmente en trayectos cortos o combinados.
- Beneficios ambientales y urbanos: menos coches en circulación, menos emisiones, menos ocupación del espacio público.
Argumentos en contra (o para matizar su conveniencia):
- Coste económico elevado: el transporte público requiere financiación constante. La gratuidad puede comprometer la calidad del servicio si no se garantiza una fuente de ingresos estable.
- Riesgo de saturación: sin mecanismos de gestión de la demanda, puede haber sobrecarga en ciertas líneas u horarios.
- Impacto modal limitado: diversos estudios muestran que gran parte de los nuevos usuarios provienen de trayectos a pie o en bici, más que del coche.
- Uso no esencial o disuasorio: la gratuidad sin restricciones puede fomentar viajes innecesarios o menos eficientes.
- Eficiencia y priorización del gasto público: en algunos contextos, mejorar la frecuencia o extender la red puede ser más urgente que eliminar tarifas.
¿Y entonces, qué hacer?. La mayoría de expertos coinciden en que el transporte público no tiene por qué ser siempre gratuito, pero sí debe ser asequible, equitativo y bien financiado. Algunas estrategias intermedias pueden ser más sostenibles y eficaces:
- Tarifas sociales o progresivas (según renta, edad, situación laboral).
- Gratuidad en horarios valle o para colectivos específicos (jóvenes, mayores, estudiantes, desempleados).
- Bonificaciones por uso habitual (como abonos mensuales o tarjetas integradas).
- Gratuidad condicionada al abandono del uso del vehiculo privado.
- Experiencias piloto para evaluar resultados reales.
En cualquier caso, la gratuidad debe ser una herramienta al servicio de un modelo de movilidad más justo, no una medida aislada ni populista. Su éxito depende de que se garantice la calidad, la frecuencia, la accesibilidad y la cobertura territorial del sistema.
Preguntas para el debate
- ¿Qué hace que una red de transporte público sea verdaderamente eficiente y atractiva?
- ¿Cómo se puede aumentar su uso sin recurrir únicamente a prohibiciones al coche?
- ¿Qué papel juega el transporte público en la cohesión social y territorial?
- ¿Qué impacto tendría su electrificación completa en la salud urbana y el clima?
- ¿Debería ser gratuito el transporte público? ¿Para quiénes?