Libertad de expresión y derecho a comunicar y recibir información veraz

La libertad de expresión y el derecho a recibir información veraz son dos caras de la misma moneda. La primera protege nuestras ideas y opiniones. La segunda asegura que podamos formarlas con base en la realidad. Ambas son esenciales para una democracia sana.

Sin veracidad, la información se degrada en opinión vacía o rumor. Sin libertad de expresión, las ideas no pueden ser debatidas. El equilibrio entre ambas, respaldado por marcos legales, ética periodística y ciudadanía crítica, es el mejor antídoto frente a la desinformación y el autoritarismo.

La Constitución Española reconoce estas dos libertades complementarias en su artículo 20.1:

a) Libertad de expresión: derecho a manifestar pensamientos, ideas y opiniones.

d) Derecho a comunicar y recibir información veraz por cualquier medio de difusión

Mientras la primera protege juicios de valor y opiniones, la segunda exige que la información sobre hechos sea veraz y contrastada. Ambas tienen límite en otros derechos como el honor, la intimidad o la imagen (art. 20.4 CE).

¿Cuál es la diferencia clave?

La libertad de expresión ampara opiniones, creencias y juicios subjetivos que no requieren demostración empírica. En cambio, la libertad de información se centra en hechos noticiables que deben ser objetivos y verificables.

El Tribunal Constitucional ha señalado que el periodista debe demostrar una actividad diligente al narrar un hecho: confirmar fuentes, contrastar datos y no presentar rumores como verdades.

La opinión, en cambio, es menos exigente en veracidad, aunque debe estar fundamentada en hechos reales.

¿Por qué es esencial este derecho?

El derecho a recibir información veraz es crucial para que la opinión pública se forme sobre bases reales. Sin ella, la democracia se debilita:

  • Evita la manipulación y la propaganda.
  • Permite ejercer el voto con conocimiento de causa.
  • Favorece la rendición de cuentas y el control del poder.

La jurisprudencia internacional y constitucional resalta que sin veracidad no hay credibilidad informativa, y sin ella no hay ciudadanía verdaderamente libre

Veracidad vs. derechos personales

En muchas ocasiones, la información veraz puede entrar en conflicto con otros derechos como el honor o la intimidad. Por ejemplo, una noticia puede ser veraz pero causar daño reputacional injustificado si no tiene especial interés público o presenta datos sensibles de forma descuidada. En estos casos, los tribunales aplican un criterio de proporcionalidad. Si hubo diligencia en la verificación, suele primar el derecho a informar; si no, prevalece la protección de la persona afectada.

El rol esencial del periodismo ético

No sirve de nada tener derechos constitucionales si no hay medios que los ejerzan de forma responsable. El periodismo profesional debe:

  • Verificar las fuentes y ser diligente.
  • Diferenciar claramente entre hechos y opiniones.
  • Rectificar errores con transparencia.
  • Adoptar códigos deontológicos y mecanismos de autorregulación que garanticen independencia frente a presiones externas

La cláusula de conciencia y el secreto profesional son herramientas clave para proteger al periodista en su tarea de informar.

Reflexiones para conciliar libertad de expresión e información veraz

  1. No son derechos opuestos, sino complementarios. La libertad de expresión garantiza que cualquier persona pueda manifestar sus opiniones, incluso si son polémicas o impopulares. El derecho a recibir información veraz, por su parte, se refiere especialmente a los hechos y a los contenidos que se presentan como informativos. Ambos derechos deben coexistir: una sociedad plural necesita libertad de ideas, pero también bases comunes de realidad.
  2. Diferenciar opinión de información. Es clave distinguir entre lo que es una opinión legítima (aunque sea subjetiva, exagerada o provocadora) y lo que se presenta como información objetiva. Una opinión no tiene por qué ser “veraz”, pero si se difunde una falsedad como si fuera un hecho comprobado, ahí entra en juego la protección del derecho colectivo a la información veraz.
  3. El pluralismo no implica equivalencia de verdad. Defender la pluralidad de ideas no significa que todas las afirmaciones sean igualmente válidas desde el punto de vista informativo. Hay hechos verificables y hay mentiras. Proteger el derecho a la información veraz implica evitar que la mentira deliberada se presente como periodismo o verdad.
  4. Evitar la censura previa, pero fomentar la responsabilidad. La Constitución prohíbe expresamente la censura previa, lo cual es esencial en democracia. Pero eso no impide que existan mecanismos de responsabilidad posterior para quienes difunden desinformación dañina, sobre todo cuando vulnera otros derechos fundamentales (honor, salud pública, integridad electoral, etc.).
  5. Educar para una ciudadanía crítica. En lugar de restringir contenidos, es más eficaz y democrático fortalecer la alfabetización mediática. Una ciudadanía informada y crítica es la mejor garantía para que la libertad de expresión no se convierta en una vía para la manipulación.
  6. Garantizar medios independientes y pluralismo informativo. La veracidad de la información no se logra a través de la censura, sino asegurando que existan medios con distintos enfoques, con ética profesional y libres de presiones políticas o económicas. Un entorno informativo plural permite que las falsedades sean desmentidas y los hechos contrastados.
  7. En tiempos de desinformación masiva, proteger la verdad no es censurar. Frente a fenómenos como las fake news, que no son simples errores sino campañas organizadas de manipulación, actuar para frenar su impacto (por ejemplo, con etiquetas, desmentidos o limitación de su promoción algorítmica) no es un atentado a la libertad de expresión, sino una defensa del derecho colectivo a estar bien informados.

Libertad de expresión e información veraz no son derechos en conflicto, sino pilares que deben sostenerse mutuamente. La clave está en fortalecer la libertad sin que esta se convierta en una herramienta para distorsionar la realidad o destruir la convivencia democrática.

Preguntas para el debate

  1. ¿Cómo se puede equilibrar el derecho a la libertad de expresión con el derecho a recibir información veraz?
  2. ¿En qué casos puede justificarse una limitación a la libertad de expresión?
  3. ¿Qué mecanismos legales o éticos pueden garantizar que la información pública sea veraz?
  4. ¿Cómo educar a la ciudadanía para ejercer una expresión responsable?
  5. ¿Es posible tener una democracia sólida sin un compromiso con la verdad?
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