Gestión sostenible del territorio

España es uno de los países europeos con mayor biodiversidad pero también con más amenazas:

  • Incendios forestales: en 2022 se quemaron más de 310.000 hectáreas, el peor dato en 15 años (EFFIS).
  • Erosión del suelo: un 20% del territorio sufre erosión grave, sobre todo en zonas de cultivo intensivo y secano.
  • Escasez de agua: el 75% del territorio está en riesgo de desertificación (MITECO).
  • Pérdida de biodiversidad: un 30% de las especies evaluadas presentan algún grado de amenaza (UICN España).

El medio rural ocupa la mayor parte de la superficie del país. Su papel es decisivo para la captura de carbono, la regulación del agua, la conservación de suelos y la protección de la biodiversidad. Si descuidamos estos espacios, todo el país se debilita. Equilibrar el territorio no es solo una cuestión de justicia social o demográfica: es una necesidad estratégica para afrontar un futuro atravesado por el cambio climático.

Retos medioambientales en el medio rural

El cambio climático ya no es una amenaza lejana: es una realidad que se manifiesta en sequías prolongadas, incendios más intensos, pérdida de biodiversidad y erosión acelerada de suelos agrícolas. Para enfrentarlo, hay que reconocer los pilares ambientales que requieren protección y gestión sostenible:

  • Agua: recurso crítico en un país cada vez más árido. Proteger acuíferos, recuperar humedales y mejorar la eficiencia de regadíos es vital.
  • Bosques y montes: fuente de biodiversidad y sumideros de carbono, pero también vulnerables a incendios y abandono.
  • Ecosistemas de agua dulce: ríos, arroyos, lagunas y marismas, fundamentales para el equilibrio ecológico.
  • Paisajes rurales: mosaicos agrícolas, terrazas, pastizales y viñedos que no solo producen alimentos, sino que también sostienen suelos y biodiversidad.
  • Producción agrícola y ganadera sostenible: clave para frenar la erosión, mantener la fertilidad del suelo y preservar variedades locales que fortalecen la biodiversidad agrícola.

Oportunidades de empleo y desarrollo

La protección del medio rural no debe concebirse como un freno, sino como una fuente de oportunidades de desarrollo. El trabajo ligado a la conservación y la gestión sostenible genera valor añadido y empleo estable:

  • Restauración de ecosistemas, reforestación y gestión forestal sostenible.
  • Agricultura y ganadería regenerativa, orientadas a recuperar suelos y reducir emisiones.
  • Manejo de sistemas de riego eficientes y tecnologías para el ahorro de agua.
  • Gestión de áreas protegidas y turismo de naturaleza con enfoque regenerativo.
  • Empleos vinculados a la economía circular rural: compostaje, biomasa, valorización de residuos agrícolas.

De este modo, los pueblos pueden convertirse en nodos de innovación ambiental, contribuyendo tanto a la transición ecológica como a la creación de empleo local.

Custodia del territorio: un modelo de corresponsabilidad

Entre las fórmulas más interesantes para lograr esta visión está la custodia del territorio, un conjunto de herramientas jurídicas y sociales que permiten a propietarios de tierras, asociaciones, administraciones y comunidades locales colaborar en la conservación activa a través de acuerdos voluntarios con entidades de custodia. Estas entidades actúan como mediadoras, facilitando la colaboración de todos los agentes implicados para gestionar de manera sostenible los recursos naturales, culturales y paisajísticos. 

El Inventario de iniciativas de custodia del territorio en España, que elabora la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, recoge la situación actual de esta herramienta de conservación de la naturaleza en nuestro país y reúne todas las iniciativas que llevan a cabo las entidades de custodia. Para ello, todas las entidades colaboran de forma voluntaria.

Es la principal fuente de información con la que cuenta la custodia del territorio para conocer su alcance y evolución, por lo que constituye una base de información de referencia sobre la trayectoria de la custodia en España.

El último inventario publicado recoge ya más de 218 entidades de custodia implicadas en 3.100 acuerdos en casi 600.000 hectáreas

Las claves para su buen funcionamiento son:

  • Voluntariedad y confianza entre las partes.
  • Participación activa de las comunidades locales, que aportan conocimiento y compromiso.
  • Estabilidad en el tiempo, con acuerdos de largo recorrido que trasciendan legislaturas.
  • Apoyo financiero y técnico para garantizar la viabilidad de los proyectos.
  • Evaluación transparente de resultados, para demostrar el impacto real en conservación y desarrollo.

La custodia del territorio convierte a los habitantes en guardianes de su entorno, un rol que refuerza la identidad local y multiplica el impacto de las políticas públicas.

Energía distribuida: comunidades energéticas rurales

Otro pilar de la gestión sostenible del territorio es la transición energética. Frente al modelo de grandes instalaciones de renovables que, a veces, generan tensiones sociales y paisajísticas, se abre paso una alternativa: las comunidades energéticas locales.

Estos proyectos permiten a los vecinos producir, gestionar y consumir su propia energía renovable (fotovoltaica, biomasa, minieólica), reduciendo la dependencia externa y bajando costes. Además, generan empleo en instalación y mantenimiento, y refuerzan la soberanía energética local.

La energía distribuida es un ejemplo perfecto de cómo la gestión sostenible puede aunar conservación, innovación y bienestar social.

Conclusión: equilibrio para ganar resiliencia

La gestión sostenible del territorio no es un lujo verde ni una moda: es la base de la resiliencia del país. Cuidar el agua, los bosques, los suelos, los paisajes y las comunidades rurales es cuidar también de las ciudades y del futuro común.

El reto está en pasar de la visión extractiva, que agota recursos a corto plazo, a una visión regenerativa, donde el medio rural se convierta en eje central de la adaptación al cambio climático y motor de nuevas oportunidades.

Porque al final, el equilibrio territorial no es solo una cuestión demográfica: es la forma de garantizar que España, en su conjunto, pueda afrontar los desafíos que vienen con solidez y esperanza.

Preguntas para el debate

  1. ¿Cómo compatibilizar la explotación económica con la conservación de los recursos naturales?
  2. ¿Qué ventajas y retos plantea la custodia del territorio?
  3. ¿Qué papel deben jugar las comunidades locales en la gestión de recursos?
  4. ¿Cómo afecta el cambio climático a la planificación territorial rural?
  5. ¿Hasta qué punto las energías renovables pueden ser motor de desarrollo sin dañar el entorno?
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