Innovación y tecnología: el futuro del agua

En un mundo donde el cambio climático altera los ciclos hidrológicos, la población crece y la demanda se dispara, la innovación puede ser una contribución fundamental para que el agua siga fluyendo allí donde se necesita.

El agua se está colando en los laboratorios, en las startups y hasta en las reuniones de alcaldes como nunca antes. Lo que antes se resolvía con más presas o tuberías más grandes, hoy se aborda con sensores, inteligencia artificial, membranas, humedales artificiales y soluciones modulares que parecen sacadas de un relato de ciencia ficción. Y sin embargo, muchas ya están funcionando.

La innovación hídrica avanza en tres frentes: ver mejor lo que pasa, tratar mejor lo que usamos y aprovechar cada gota.

Ver lo invisible: sensores y datos que hablan

Redes de sensores desplegados en embalses, redes urbanas y ríos permiten conocer en tiempo real el caudal, la calidad y la presión del agua.

Estos datos, integrados en plataformas digitales, permiten detectar fugas en minutos en lugar de días o semanas; anticipar episodios de contaminación; y, optimizar la distribución según la demanda.

Las redes inteligentes reducen pérdidas, afinan la facturación y permiten reaccionar en horas, no en semanas. La barrera: la inversión inicial y la necesidad de técnicos que entiendan tanto de hidráulica como de big data.

Inteligencia artificial y big data: decisiones más precisas

La inteligencia artificial puede analizar patrones históricos y datos en tiempo real para predecir sequías e inundaciones; ajustar en tiempo real los sistemas de riego agrícola; y, optimizar el funcionamiento de plantas de tratamiento y desalación.

Laboratorios virtuales: los gemelos digitales

Imagine un “videojuego” de su red de agua en el que se puede simular una tormenta o un corte de energía y ver cómo responde cada válvula y cada bomba. Eso son los gemelos digitales, modelos conectados a datos reales que ya se usan en ciudades como Sídney o Rotterdam para planificar renovaciones y ahorrar energía. Su reto: la calidad de los datos y el miedo a depender de un único proveedor tecnológico.

Tecnologías de tratamiento avanzado: el agua, dos veces

Beber agua que ayer estaba en un fregadero suena extraño… hasta que se explica cómo. Procesos como los biorreactores de membrana, la nanofiltración para eliminar contaminantes emergentes o la ósmosis inversa producen agua reutilizada de calidad superior, ya sea para riego, industria o incluso recarga de acuíferos. Singapur lo ha llevado al extremo con su “NEWater”, que cubre el 40% de la demanda. Los inconvenientes: energía, costes de membranas y la eterna pregunta: ¿aceptará la gente beberla?

Desalar… con cabeza

La ósmosis inversa de última generación ha reducido casi a la mitad el consumo energético de las desaladoras desde los años 90. Pero el gran debate sigue siendo qué hacer con la salmuera. Algunos proyectos apuestan por dispersores submarinos, otros sueñan con recuperar minerales para venderlos. Ejemplos como la planta de Al Khafji, en Arabia Saudí, demuestran que la desalación 100% renovable es posible, aunque no siempre barata.

Agua cerca y a medida

En las Islas Canarias ya funcionan pequeñas plantas de desalación alimentadas con energía solar y eólica para comunidades aisladas. En varios países europeos, contenedores convertidos en mini-plantas de tratamiento están dando servicio a pueblos y campamentos. Son rápidas y adaptables, pero su coste por metro cúbico es más alto y requieren mantenimiento especializado.

El campo también se conecta

La agricultura de precisión hídrica ya no es un lujo: sondas en el suelo, imágenes de satélite y válvulas inteligentes permiten ahorrar hasta un 40% de agua sin perder producción. El obstáculo es doble: acceso a financiación y conectividad en zonas rurales.

La naturaleza como ingeniera: soluciones basadas en la naturaleza

En vez de construir más hormigón, muchas ciudades están plantando carrizales y recuperando humedales para filtrar y almacenar agua. Son las soluciones basadas en la naturaleza: depuran, evitan inundaciones y refrescan el clima urbano. Se combinan con herramientas de monitoreo y modelización para medir su efectividad y optimizar su diseño. Su gran “pero”: ocupan espacio y necesitan años para dar todo su potencial, algo que no siempre casa con los tiempos políticos.

El proyecto Room for the River en Países Bajos reconfigura el espacio fluvial para dejar que los ríos ocupen áreas inundables controladas, reduciendo el riesgo para ciudades y mejorando hábitats acuáticos.

El papel de las startups y la colaboración abierta

La innovación hídrica no está solo en manos de grandes corporaciones o gobiernos. Startups y consorcios de investigación abierta están desarrollando tecnologías modulares, escalables y adaptables a contextos locales.
Algunas, como Desolenator (Reino Unido), trabajan en plantas solares de desalación sin emisiones; otras, como Waterscope (España), fabrican sensores de bajo coste para comunidades rurales.

Un futuro interconectado

La convergencia entre digitalización, energías renovables, ciencia de materiales y ecología aplicada abre posibilidades que hace una década parecían utópicas: redes de distribución “autoconscientes”, plantas de tratamiento energéticamente neutras, agricultura de precisión hídrica, ciudades que captan y reutilizan el 100% de su agua.

La tecnología aporta el “cómo”, pero el “para qué” lo define la política pública y la participación social. Allí donde se combinan datos fiables, regulación inteligente y financiación paciente, la innovación deja de ser promesa y se convierte en agua segura, asequible y sostenible.

Preguntas para el debate

  1. ¿Qué tecnologías tendrán mayor impacto en la gestión del agua en los próximos 10 años?
  2. ¿Cómo garantizar que la innovación beneficie también a comunidades vulnerables?
  3. ¿Qué barreras existen para la adopción de soluciones basadas en la naturaleza?
  4. ¿Hasta qué punto la inteligencia artificial puede sustituir la gestión humana del agua?
  5. ¿Es más eficiente innovar en tratamiento o en prevención de la escasez?
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