¿Cómo sabemos si una sociedad es desigual? ¿Qué herramientas tienen los economistas para medir cuán concentrada está la renta o la riqueza? ¿Qué nos dicen los datos sobre la evolución de la desigualdad en las últimas décadas?
Medir la desigualdad es un paso esencial para comprender su alcance y sus implicaciones. Pero, como ocurre con la pobreza, no se trata solo de hacer cálculos: se trata de entender cómo se reparte el poder económico en nuestras sociedades y cómo ese reparto afecta a la vida cotidiana de millones de personas.
Este artículo repasa los principales instrumentos de medición de la desigualdad, sus ventajas y limitaciones, y lo que han revelado algunos de los estudios más influyentes del siglo XXI.
El Índice de Gini: el más conocido
El coeficiente de Gini es el indicador más citado cuando se habla de desigualdad. Es una medida estadística que se utiliza para evaluar el nivel de desigualdad en la distribución del ingreso o la riqueza de una población. Su valor va de 0 a 1 (o de 0 a 100 en algunas representaciones):
- 0 representa igualdad perfecta: todos tienen exactamente el mismo ingreso.
- 1 representa desigualdad absoluta: una sola persona concentra toda la renta y el resto no tiene nada.
Por ejemplo, un país con un Gini de 0,25 es más igualitario que otro con 0,45.
¿Cómo se calcula?

El coeficiente de Gini se calcula como la relación entre el área que hay entre la curva de Lorenz (que muestra la distribución real del ingreso) y la línea de igualdad perfecta, respecto al total del área bajo esa línea.
Fórmula simplificada: Gini=1−2×(área bajo la curva de Lorenz)
Interpretación visual: la Curva de Lorenz
La línea diagonal representa la igualdad perfecta: el 10% más pobre de la población tendría el 10% del ingreso, el 50% tendría el 50%, y así sucesivamente.
La curva azul representa la realidad. Cuanto más se aleja de la diagonal, mayor es la desigualdad.
El área sombreada entre ambas curvas es proporcional al coeficiente de Gini. En la gráfica, el Gini es de aproximadamente 0,33, lo que representa un nivel moderado de desigualdad.
Ventajas y limitaciones
Ventajas:
- Permite comparaciones internacionales.
- Resume en un solo número el nivel de desigualdad.
- Fácil de interpretar y comunicar.
Limitaciones:
- No indica dónde está la desigualdad (entre ricos y clase media, o entre pobres y clase media).
- Puede ocultar desigualdades internas si se usa de forma agregada.
- Dos países con el mismo Gini pueden tener estructuras de desigualdad muy distintas.
Otros indicadores complementarios
Para paliar las limitaciones del Gini, se han desarrollado otros indicadores:
ÍNDICE DE PALMA. Propone comparar la renta del 10% más rico con la del 40% más pobre. Se basa en la observación de que, en la mayoría de países, el 50% medio suele concentrar una parte relativamente estable del ingreso, mientras la verdadera variación está en los extremos. Su principal ventaja es que centra la atención en los polos de riqueza y pobreza, donde se da la mayor desigualdad.
COEFICIENTE DE THEIL. Derivado de la teoría de la entropía, permite descomponer la desigualdad entre subgrupos (por ejemplo, entre regiones, géneros o grupos étnicos). Muy útil para analizar desigualdades internas.
Derivado de la teoría de la entropía, permite descomponer la desigualdad entre subgrupos (por ejemplo, entre regiones, géneros o grupos étnicos). Muy útil para analizar desigualdades internas.
CUANTILES Y PERCENTILES. En lugar de resumir todo en un solo número, se analizan partes específicas de la distribución, como:
- ¿Cuánto gana el 1% más rico?
- ¿Qué parte de la renta nacional recibe el 50% más pobre?
- ¿Qué relación hay entre el ingreso promedio del decil superior y el inferior?
Estos datos, más detallados, permiten comprender mejor la anatomía de la desigualdad.
Desigualdad de ingresos vs. desigualdad de riqueza
Gran parte de las estadísticas disponibles se centran en los ingresos: salarios, transferencias, pensiones, rentas del trabajo. Pero la riqueza, es decir, la propiedad de activos financieros, inmobiliarios o empresariales, suele estar mucho más concentrada.
Por ejemplo, mientras el Gini de ingresos en un país puede rondar el 0,35, el de riqueza puede superar el 0,70. Es decir, la concentración patrimonial es mucho más aguda y persistente.
El acceso a datos de riqueza ha mejorado en la última década, en parte gracias al trabajo de economistas como Thomas Piketty, Gabriel Zucman y Emmanuel Saez, que han analizado registros fiscales y datos históricos para desentrañar la evolución de la concentración económica.
¿Qué nos dicen los datos?
En términos generales, los datos muestran que:
- Desde los años 80, la desigualdad de ingresos ha aumentado en la mayoría de países desarrollados, especialmente en EE. UU. y Reino Unido.
- En América Latina y África, la desigualdad sigue siendo estructuralmente alta, aunque con algunas mejoras en las décadas recientes.
- En Asia, muchos países han reducido la pobreza, pero con desigualdades crecientes.
- En Europa, la desigualdad es menor gracias a políticas redistributivas, aunque ha repuntado tras la crisis de 2008 y en algunos casos, con la digitalización y la desindustrialización.
La famosa “curva del elefante” de Branko Milanovic, basada en datos entre 1988 y 2008, muestra cómo la globalización benefició sobre todo:
- a la clase media de Asia (millones de personas salieron de la pobreza);
- al 1% más rico global (concentrando buena parte del crecimiento);
- y dejó atrás a la clase media-baja de los países desarrollados.
Esta gráfica ha ayudado a explicar fenómenos como el auge del populismo, la polarización política y la creciente insatisfacción social en países ricos.
Desigualdad dentro y entre países
Es importante distinguir entre desigualdad dentro de un país, es decir,cuánto varían los ingresos entre ciudadanos del mismo país y desigualdad entre países o cuanto difiere el ingreso promedio de una país respecto a otro.
En términos globales, la desigualdad entre países ha disminuido algo en las últimas décadas, gracias al crecimiento de economías emergentes (como China o India). Pero la desigualdad dentro de los países ha aumentado en muchos casos.
Esto significa que el mundo puede estar volviéndose “menos desigual” en promedio, pero más injusto dentro de cada sociedad.
Medir para transformar
La desigualdad, como la pobreza, no es un accidente estadístico. Es el resultado de políticas, estructuras y decisiones concretas. Medirla bien no solo permite conocerla mejor, sino también identificar quién gana, quién pierde y por qué.
Los datos también muestran que los países con menor desigualdad (como los nórdicos o algunos del centro de Europa) no solo son más justos, sino también más estables, seguros y cohesionados. Lo cual nos lleva a una conclusión poderosa: la desigualdad es evitable.
Preguntas para el debate
- ¿Qué información nos da el índice de Gini y qué deja fuera?
- ¿Por qué es importante analizar el 1% más rico para entender la desigualdad?
- ¿Es mejor un solo indicador o una batería de datos para medir la desigualdad?
- ¿Cómo afecta la desigualdad de riqueza al poder político y a la democracia?
- ¿Qué papel juega la transparencia fiscal en la medición real de la desigualdad?