Finanzas éticas: dinero con valores

¿Y si el dinero pudiera usarse para construir un mundo más justo, más sostenible, más humano?
Esa es la pregunta que inspira el movimiento de las finanzas éticas: una forma de entender la banca y la inversión no solo como negocios, sino como herramientas para el bien común.

A diferencia del sistema financiero tradicional, que busca ante todo la rentabilidad económica, las finanzas éticas ponen a las personas y al planeta en el centro. No se trata de ganar dinero a cualquier precio, sino de financiar actividades que mejoren la vida, cuiden el entorno y respeten los derechos humanos.

¿Qué son las finanzas éticas?

Las finanzas éticas, también llamadas finanzas responsables o sostenibles, son aquellas que cumplen tres grandes principios:

  1. Transparencia: informan claramente a sus clientes sobre qué se hace con su dinero, a quién se presta y con qué criterios.
  2. Participación: muchas veces se organizan de forma cooperativa, dando voz y voto a quienes depositan su dinero o reciben financiación.
  3. Impacto positivo: sólo financian actividades que tienen un beneficio social, ambiental o cultural. Por ejemplo, proyectos de energías renovables, economía social, agricultura ecológica, vivienda cooperativa o comercio justo.

En resumen, no se trata solo de qué beneficios se obtienen, sino de cómo se obtienen y para qué se usan.

¿Cómo se diferencia la banca ética de la banca tradicional?

En un banco convencional, tu dinero puede acabar financiando casi cualquier cosa: una petrolera, una empresa armamentística, una cadena que explota a sus trabajadores… y probablemente nunca lo sepas.
En cambio, en una entidad ética, ese dinero no entra en circuitos especulativos y se orienta de forma consciente hacia proyectos con valor social.

Además, las finanzas éticas suelen tener límites claros: no operan con paraísos fiscales, no invierten en derivados financieros de alto riesgo y promueven modelos de economía local y sostenible.

En definitiva, la banca ética tiene una vocación más clara hacia la economía real, priorizando préstamos a sectores sociales o cooperativos antes que inversiones especulativas. Según el 7º Informe sobre Finanzas Éticas en Europa (Fundación Finanzas Éticas / FEBEA), los bancos éticos en Europa dedicaron un 68,84 % de sus activos al crédito, frente al 51,64 % de las entidades tradicionales

Además, posee una base accionarial sólida y comprometida que permite una gestión prudente y menos dependiente de los mercados financieros.

Aunque la morosidad es ligeramente superior en algunos casos (como en bancos éticos griegos), en general se gestiona el crédito deteriorado de forma más responsable y personalizada, evitando ventas irresponsables de carteras en crisis.

Por último, su menor dependencia de los mercados bursátiles le da una mayor capacidad de resiliencia frente a crisis estructurales.

Ejemplos en el mundo y en España

Las finanzas éticas existen desde hace décadas, aunque en muchos países han sido una realidad silenciosa. Hoy forman parte de un movimiento internacional creciente, con redes, bancos y cooperativas que demuestran que otra forma de hacer banca es posible.

A nivel internacional:

  • Triodos Bank (Países Bajos): una de las entidades más conocidas a nivel europeo. Opera también en España, y financia proyectos de impacto ambiental, social y cultural.
  • Banca Popolare Etica (Italia): banco cooperativo que promueve la participación democrática de sus socios y una política estricta de transparencia.
  • Oikocredit (Países Bajos): cooperativa de inversión que financia proyectos de desarrollo en países del Sur Global.
  • Global Alliance for Banking on Values: red mundial de bancos éticos que comparten principios comunes.

En España:

  • Fiare Banca Ética: banco cooperativo que trabaja en red con la banca ética italiana. Está gestionado por sus propias personas socias, que deciden los criterios de inversión.
  • Coop57: cooperativa de servicios financieros que ofrece préstamos a entidades de economía social y solidaria. Financia proyectos culturales, agroecológicos, educativos, etc.
  • Oikocredit Catalunya y Euskadi: grupos locales de personas que apoyan inversiones éticas en países empobrecidos.
  • Arç Cooperativa: especializada en seguros éticos, ofreciendo coberturas adaptadas a proyectos cooperativos y solidarios.

Aunque su tamaño es pequeño en comparación con los grandes bancos, su crecimiento es constante. Y, sobre todo, han ganado la confianza de miles de personas que no quieren que su dinero alimente un sistema que no comparten.

¿Puedo participar en las finanzas éticas?

Sí. Hoy es posible abrir una cuenta en un banco ético, invertir en fondos con criterios sociales o cambiar tus seguros por opciones responsables. No necesitas ser activista ni millonario. Solo hace falta querer que tu dinero refleje tus valores.

Además, muchas de estas entidades permiten participar como socio o socia, y tener voz en las decisiones sobre qué se financia. Es un paso hacia una economía más democrática y al servicio de la vida.

Una alternativa con futuro

Las finanzas éticas no son una utopía ni un lujo para idealistas. Son una respuesta práctica a un sistema financiero que ha demostrado sus límites: crisis, especulación, destrucción ambiental, exclusión.

En un mundo que necesita repensar su relación con el dinero, el crédito y la inversión, estas iniciativas muestran que sí se puede usar el dinero sin traicionar los valores.

Preguntas para el debate

  1. ¿Qué diferencia a una entidad financiera ética de una convencional?
  2. ¿Puede la banca ética ser competitiva y rentable en el sistema actual?
  3. ¿Qué papel puede jugar en la transición ecológica y social?
  4. ¿Qué criterios deben guiar una inversión responsable?
  5. ¿Debería el Estado apoyar o impulsar este tipo de banca?
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