Educación financiera para una ciudadanía crítica

En un mundo donde el dinero atraviesa cada aspecto de nuestra vida, desde la vivienda hasta el empleo, entender su lógica se convierte en una necesidad. La educación financiera va más allá de enseñar a ahorrar o presupuestar; debe ayudar a comprender cómo funciona el dinero, quién lo crea y cómo impacta en las relaciones sociales, el medio ambiente y la justicia económica.

Este enfoque se alinea con la Agenda 2030 y, en particular, con el ODS 4 – Educación de calidad, cuya meta 4.7 busca garantizar que todos los estudiantes adquieran los conocimientos necesarios para promover el desarrollo sostenible, los derechos humanos, la igualdad de género y la ciudadanía global.

¿Qué es una educación financiera crítica?

La educación financiera crítica parte de una idea fundamental: el dinero no es neutro. Tampoco lo son las decisiones económicas, las políticas fiscales, los modelos bancarios o los productos financieros que nos ofrecen.

A diferencia de la educación financiera convencional, centrada en el ahorro personal, el endeudamiento “responsable” y el consumo inteligente, la educación financiera crítica propone:

  • Entender el origen del dinero y su creación a través del crédito bancario.
  • Reconocer que las instituciones financieras toman decisiones con impacto social y ecológico.
  • Cuestionar el papel de los bancos centrales, los fondos de inversión y la especulación financiera.
  • Evaluar alternativas como las finanzas éticas, la banca cooperativa o las monedas sociales.
  • Poner en diálogo las finanzas con la ética, la sostenibilidad y la equidad.

Relación con los ODS y la meta 4.7

La educación económica transformadora está directamente relacionada con el ODS 4 (Educación de calidad), y más concretamente con la meta 4.7, que plantea que todos los alumnos deben adquirir conocimientos y habilidades necesarios para: promover el desarrollo sostenible; defender los derechos humanos; ejercer una ciudadanía global activa; y, comprender las causas estructurales de la desigualdad.

La educación financiera, desde esta perspectiva, no se limita a las herramientas técnicas, sino que plantea una comprensión crítica del sistema económico para formar personas capaces de transformarlo.

¿Qué enseña realmente esta educación?

Esta comprensión crítica del sistema económico conlleva aprender contenidos como:

  • Que el dinero es una construcción social, y no solo un recurso escaso.
  • Que la deuda y el crédito son formas de poder y relaciones desiguales.
  • Que la pobreza no es solo un problema individual, sino estructural.
  • Que la exclusión financiera afecta especialmente a mujeres, jóvenes, mayores y zonas rurales.
  • Que existen modelos financieros alternativos que anteponen las personas y el planeta al beneficio.

Este enfoque no forma consumidores informados, sino ciudadanos críticos, capaces de exigir transparencia, responsabilidad social y coherencia con los valores democráticos.

La RedEFES y las finanzas éticas en el aula

La Red por una Educación en las Finanzas Éticas y Solidarias (RedEFES) es una iniciativa que reúne a entidades como FETS, Fundación Finanzas Éticas, Finantzaz Haratago, o Economistas sin Fronteras. Nació para responder a una pregunta clara: ¿Qué tipo de educación financiera queremos promover?

Desde 2018, la red impulsa una educación económica con enfoque ético y transformador. Sus principales líneas de trabajo incluyen:

  • Materiales pedagógicos adaptados a todas las etapas educativas.
  • Proyectos de aprendizaje-servicio (ApS).
  • Espacios de formación docente y jornadas estatales.
  • Premios a iniciativas escolares transformadoras.

En sus últimas jornadas (2024–2025), decenas de docentes de todo el Estado compartieron experiencias y reflexionaron sobre cómo conectar las finanzas éticas con los ODS, la justicia social, el consumo responsable o la economía feminista.

Ejemplos de buenas prácticas

Algunos proyectos educativos inspirados por este enfoque incluyen:

  • Uso del rap y de la música que mejor conecta con los jóvenes para hablar de consumo y endeudamiento.
  • Auditorías energéticas escolares con implicaciones financieras.
  • Creación de monedas escolares para promover el trabajo cooperativo.
  • Simulación de inversiones con criterios éticos y sostenibles.
  • Análisis de la financiación de la industria textil desde una mirada crítica.

Estas propuestas refuerzan competencias clave como el pensamiento crítico, la participación y la empatía, alineadas con la meta 4.7 y los principios de la ciudadanía global.

Críticas a la educación financiera convencional

Desde la crisis financiera de 2008, muchos bancos centrales y entidades privadas han impulsado programas de “educación financiera”. Sin embargo, a menudo estos materiales:

  • Promueven la culpabilización individual de la pobreza o el endeudamiento.
  • Ignoran el papel de las entidades financieras en las crisis económicas.
  • Reproducen una visión instrumental, acrítica y técnica de la economía.
  • Ocultan que el sistema financiero actual genera desigualdad, despojo y exclusión.

Como señala Finantzaz Haratago en su ponencia del V Congreso de Educación y Desarrollo, “una educación financiera que no cuestione las estructuras de poder económico, no es neutral: es funcional al sistema dominante”.

La crítica se acompaña de propuestas como:

  1. Incluir en los currículos oficiales una educación económica crítica y ética, conectada con los ODS.
  2. Revisar y democratizar los materiales impulsados por instituciones como el Banco de España o la CNMV.
  3. Apoyar y extender redes como RedEFES, que construyen alternativas con docentes, organizaciones y comunidades educativas.
  4. Garantizar la formación del profesorado en contenidos económicos, éticos y sociales.
  5. Promover prácticas educativas conectadas con el entorno, los derechos y la justicia social.

Conclusión: alfabetizar para empoderar

Enseñar finanzas éticas es enseñar a mirar el mundo con otros ojos. Es invitar a la juventud a preguntarse para qué sirve el dinero, quién decide cómo se crea, y cómo podemos construir economías que sirvan a la vida y no al revés.

En última instancia, una ciudadanía crítica y formada puede ser el mayor contrapeso al poder financiero. Por eso la educación económica transformadora no es un lujo: es una urgencia democrática.

Preguntas para el debate

  1. ¿Cómo puede la educación financiera crítica contribuir al cumplimiento de los ODS?
  2. ¿Quién decide qué economía se enseña en la escuela?
  3. ¿Cómo afectan las decisiones financieras personales al bienestar colectivo?
  4. ¿Qué peligros tiene una educación financiera sin enfoque social?
  5. ¿Qué rol puede jugar la educación pública en transformar el modelo económico?
Navegación de la serie<< El poder de los bancos: concentración y riesgo sistémicoA favor de una banca pública fuerte >>
Scroll al inicio